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Los nervios de Harry se hacían cada vez más presentes. Las manos le temblaban y le costaba dormir en la noche. Necesitaba el alcohol y todos lo sabían. Bonnie estaba enojada con él porque volvió a gritarle, y esa noche decidió dormir con James. El hombre los veía desde la puerta. Abrazados y dormidos como los hermanos que eran. Se acercó y los cubrió bien con las sábanas antes de besar la frente de su hija. Odiaba que Bonnie no quisiera estar con él.
-Hazz...-dijo Louis adormecido en la puerta y él se acercó, abrazándolo con fuerza mientras lloraba.-Voy a hablar con ella.
-Me odia.
-No te odia. Sólo le asusta cuando gritas. Harry, no quiero que vuelvas al alcohol. Tenemos que encontrar una solución a todo esto.
-Ese hombre nos vigila. Yo lo sé. Quiere llevársela. No voy a dejarlo. Pero qué si ella quiere irse.
La vio removerse en la cama y se acercó sin perder un minuto. Alzó a la pequeña y la juntó a su pecho sin poder evitar que las lágrimas siguieran saliendo. Ella lo rodeó con sus brazos y lloró también.
-Tuve un sueño feo, papi.-dijo ella.-Soñé que te ibas.
-Y yo soñé que vos te ibas.-lloró él, saliendo del cuarto con Louis.-No vas a irte, ¿cierto?- ella negó.-Yo tampoco. Nunca. No sin vos.
-Papá.-lloró entonces ella y Louis le tomó ambas manos y besó su mejilla.-¿Podemos volver a casa? Volvamos a casa. Ahí éramos más felices.
-Amor, podemos ser felices acá.- ella negó llorando.-Si, hijita.
-Acá te enojas y papá se va.
Louis se sentó en la cama y la tomó, dejando que Harry se siente a su lado, aún llorando y mirándola a ella. Todo seguía oscuro y ellos parecían los únicos despiertos en toda la casa.
-Princesa, está es nuestra casa ahora. Sólo me quedan dos viajes más y ya me voy a quedar en casa todos los días con ustedes. Papi está asustado porque se pelean. No quiere pelear con vos. Papi quiere tomar algo que le hace mal y te necesita ahí para no hacerlo.
-¿Por qué queres tomar algo que te hace mal?-lloró ella.-Papi, eso no está bien. Te vas a enfermar y...-lloró aún más y Harry quiso tomarla, pero Louis no lo permitió.
-Necesito que cuides a tu papi y que le des mucho amor para que eso no pase.-dijo y besó su frente.-Los dos queremos que papi esté bien. Es nuestro turno de cuidarlo.
Ella saltó a brazos de Harry y él cayó sobre la cama con los cabellos rubios esparcidos por su pecho. Bonnie lo miró y se acercó a secarle las lágrimas para luego besar su frente y mejillas una y otra vez.
-Te amo hasta la luna y de vuelta.-dijo ella.
Harry la estrechó entre sus brazos y luego dejó que ella lo tapara y se hiciese pequeña a su lado. Louis los miró desde la otra cama y él le sonrió a medias. Harry no podía vivir sin Bonnie.

Por la mañana, ella seguía en sus brazos, dibujando con los dedos sobre sus tatuajes. Tenía los ojitos colorados y una mueca triste en el rostro. Harry se incorporó al instante y la sentó en sus piernas, sacándole el cabello de los ojos.
-¿Qué pasa?-preguntó asustado y ella lo rodeó con sus brazos con rapidez.-Amor, decime.
-Te amo.
-Yo también te amo. Te amo muchísimo más de lo que podes imaginarte. ¿Por qué llorabas?
-¿Se puede dejar de amar?
-No lo sé. Sólo te amo a vos y nunca dejé de amarte.
-Anoche no lo dijiste.-musitó ella.-Pensé que ya no me amabas.
-Bonnie, te amo.-dijo con seriedad clavando sus ojos en los de ella.-Te amo.
-Papá se fue hoy.-dijo ella.
-¿Ya?-Bonnie asintió.-Ay, amor. Vamos a hacer algo, ¿si? Una sorpresa para papá. Vamos a decorar la casita. Va a ser la casita de los tres. ¿Queres?
-¿Juntos?-preguntó ella, como asustada.
-Si. Juntos, amor. Vamos a ir a comprar todo cuando se vaya Gemma. Vamos a ponerle muchos colores.-ella empezó a emocionarse.-Y almohadones para sentarnos. Vamos a comprar lápices nuevos y brillantina.
-Y podemos dibujar estrellas en las paredes.-dijo parándose en sus piernas.
-Y planetas. Vamos a tener el universo entero ahí.-rió él y la levantó, haciéndola dar vueltas en el aire.-Va a ser todo nuestro.
-Sí.-rió ella y se acostó en su pecho.-Vamos a poner una hamaca adentro como las que la gustan a papá.
-Y hacemos cortinas con cuentas como las que había en la playa.
Liam se asomó y los vio cautivados uno en la mirada del otro. Sonrió de lado. Los había escuchado en la noche. Parece que lo que fuera que hubiese pasado cuando Harry tomó de más era algo terrible e impronunciable para ellos. Pero seguía presente, porque el alcohol seguía presente.
Ambos bajaron a desayunar y ella se sentó en las piernas de Harry mientras comía sus galletitas en silencio. Él la miró y sacó los anteojos del estuche, dándoselos.
-Papi, James se enojó porque se despertó y yo no estaba.
-Yo voy a hablar con él. Fue mi culpa.-dijo él.-Hijita, sonreíme. Estás como triste.
-Extraño a papá.
-Va a llamar. Se va poquitos días esta vez.-tomó su teléfono y frunció el ceño antes de sonreír ampliamente y pararla en sus piernas.-Vamos a cambiarnos, Bonnie. Tu tía está enferma y no va a venir. Vamos a comprar cosas para nuestra casita.
-¿Y podemos pasar por la plaza?-preguntó ella emocionada.
-Podemos pasar por todos los lugares que vos quieras.-sonrió él.-La plaza, la heladería. Amor, ¿queres que te lleve a conocer a alguien?
-Sólo si te quedas conmigo.-dijo ella y la abrazó con fuerza.-Papi, quiero que te quedes conmigo siempre.
-Que suerte.-dijo él y rió besándole la mejilla.-Porque no pienso dejarte sola nunca. Nunca en mi vida. Te amo mucho. Ahora vamos. Tenemos unos planes increíbles para hoy.
Ambos subieron y Niall se topó con una mirada de aprobación de Liam. Tenían que hablar con Louis, porque Harry estaba dispuesto a hacer las cosas bien.

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