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–No lo sé Niall, realmente yo no soy del tipo vengativo –digo. Niall se arrastra hacia mi con una mirada suplicante.

–No lo tomes como una venganza Judy, ¿no harías lo que fuera para recuperar a Harry? –pregunta el rubio–, además sabes que Abby no lo quiere de verdad, solo lo hace para molestarme y lo va a lastimar en cualquier momento.

No dije nada, Niall realmente me estaba convenciendo, una parte de mi decía que obedeciera mis principios mientras que la otra parte gritaba que lo hiciera, que sería por el bien de Harry y mi cabeza no sabía a cuál obedecer.

–¿Y cuál es tu plan? –pregunto, sintiéndome culpable.

–Este viernes por la noche hay una convivencia en las canchas de la escuela para reunir dinero para la graduación, solo hay que asistir actuando como una pareja y el resto vendrá solo.

–Quién lo diría, su rostro es tan inocente pero él es tan malvado –interviene Gwen, a lo que ambos reímos.

–¿Entonces estás de acuerdo? –pregunta el rubio con ambas cejas arqueadas.

Me lo pienso por unos instantes antes de responder, que más daba, ella quiso jugar conmigo, mi ex novio y mi mejor amigo.

–Al diablo.

Entonces una sonrisa victoriosa atraviesa el rostro de Niall.

–Estaba leyendo una revista está mañana y el horóscopo decía que Leo no debía beber ni una gota de alcohol en todo el día –comentó Gwen de la nada.

–Pero tú eres virgo –dice Niall

–Y le doy gracias al cielo por eso.

El viernes había llegado más rápido de lo que pensé, estaba anocheciendo y el convivio empezaba a las 7.

–No se ustedes pero yo me voy a emborrachar hasta perder la conciencia –dice Gwen, recostándose en el asiento trasero del auto de Niall.

–Es un convivió Gwen, no una fiesta universitaria, van a haber profesores presentes –dice Niall.

–Y con suerte quizá me ligue a uno de ellos. Ojalá sea el de literatura.

–Ugh, asqueroso –exclamo con una mueca de disgusto.

–Silencio Jude, está bueno, es grande y robusto así que no me imagino el tamaño de su...

–Wow wow, alto ahí, está prohibido mencionar al profesor de literatura o a ningún otro profesor en este auto.

–Pff, aburrido –Gwen bufó.

En menos de cinco minutos logramos llegar a la escuela, la cancha estaba decorada con muchas guirnaldas y pequeñas luces led colgadas por todo el lugar. Algunos estudiantes bailaban a la mitad de la cancha mientras que otros solo conversaban en las gradas.

–Son 25£ –dijo el chico rubio que cobraba el dinero de la entrada.

–¡No me quieras ver la cara de idiota Ed! –exclamó Niall– son 15£ por persona.

–Es el cargo para los inmigrantes.

–No soy inmigrante idiota, tengo lo ciudadanía inglesa.

–Es broma duende –aclaró Ed entre risas– solo estaba jugando contigo.

Niall bufó y sacó 15 libras de su cartera, al igual que nosotras para entregárselas al chico que en ese instante estaba funcionando de portero.

Con una sonrisa divertida nos dejó pasar, Niall seguía con el ceño fruncido tras la broma que le había jugado el portero, sin embargo lo ignoramos, era habitual en Niall uno que otro berrinche.

—¡Jude! —escucho una estruendosa voz aclamar mi nombre— no te veía hace siglos.

Siento unos delgados brazos rodear mi cuerpo, estrechándome con fuerza. Una chica de cabello azul y corto como hombre, solo podría ser Karen.

—¡Llevas el mismo corte que yo! —exclama entusiasmada, demasiado podría decirse— ¿acaso te volviste lesbiana?

Río un poco, devolviéndole el abrazo, podría decirse que estaba demasiado animada.

—Karen, ¿estás bien? —pregunta Gwen, observándola detenidamente con el ceño fruncido, como si escaneara cada  parte de ella para encontrar que estaba mal.

—¡Estoy de maravilla! —gritó, arrastrando un poco las palabras y agitando los brazos al aire, llamando la atención de los que estaban al rededor—, agradézcanle a Connor, puso tequila en el jugo —susurró, según ella.

—Bueno Karen, creo que te pasaste con el jugo —Niall puso una mano en su hombro, tal vez para tratar de tranquilizarla.

—¡Estoy bien! —rodó los ojos y nos sujetó de las muñecas— vamos a bailar un rato.

No jaló, inmiscuyéndonos entre la masa de gente que se encontraba arremolinada al centro del patio, bailando y pegándose unos a otros. Gwen corrió detrás nuestra. Karen se detuvo justo en medio del montón de adolescentes.

Siento los dedos de Niall rozar mi mano, para después estrecharla firmemente, mi mirada se intercala entre nuestras manos y los ojos azules de mi mejor amigo, como si no entendiera muy bien que era lo que estaba haciendo. Rápidamente el me señaló un punto entre tantas personas, ahí, Harry bailaba pegado a Abby, quién le daba la espalda y contoneaba sus caderas mientras que sus manos jugaban con el cabello de su nuca. De inmediato lo entendí todo.

Deje que la mano de Niall viajara hasta mi cintura, en dónde decidió quedarse, para luego pegar su cuerpo contra el mío y moverse al ritmo de la música. Su mirada me lo dijo todo, Niall era muy competitivo como para dejar que su ex novia le ganara en bailes sensuales, por lo que sus caderas comenzaron a moverse al compás de las mías.

Mis manos recorrieron todo su pecho hasta entrelazarse de su cuello, lo acerqué a mi hasta que nuestras frentes chocaron. Discretamente desvíe la mirada hacia dónde Harry estaba. Había dejado de bailar, ahora la pareja nos veía, ambos con los ceños fruncidos y los labios semi abiertos.

—Nos están viendo —murmuró Niall—, creo que ya es momento.

Antes de que pudiera preguntar a que se refería, sentí el tacto de los tibios labios de Niall rozar con los míos, un beso intenso y magnífico, como si lo hubiéramos hecho cientos de veces. Sus delgados labios sabían curiosamente a pollo frito, no pude evitar sonreír a la mitad del beso, demasiado típico de Niall.

—Bueno, esto es demasiado incómodo —se quejó Gwen, quién aún se encontraba parada a nuestro lado.

—¿No quieres besarte conmigo para no sentirte tan sola? —gritó Karen, haciéndose oír sobre la música.

—No gracias...

—¡Jude! —una voz ronca exclama mi nombre, una voz que yo conocía muy bien.

Tenía miedo a voltearme y verlo a la cara, comenzaba a arrepentirme de participar en este juego de celos.

Killing me softly; hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora