Tu Quasimodo.

176 22 9
                                    

Capítulo dedicado a barbii_29

Capítulo 21. ♪

— ¡Anna! — grita Adam que se encuentra corriendo por todo el jardín hasta llegar a la sección de las bancas, que es dónde me encuentro sentada.

— Hola — él trata de respirar con normalidad —. Antes de que digas algo, respira muy profundo, ¿si? — asiente — Ahora si, ¿cómo estás?

— Extasiado.

— ¿Y eso a que se debe?

— Ya encontré una excursión en México para ir a la huasteca Potosina, sería de tres días, así que por favor di que si vas a poder ir — me suplica.

— ¿En serio quieres saber la verdad? — me mira serio.

— No digas que no...

— La verdad es que... — baja la cabeza con tristeza — Te vas a joder, porque te voy a hacer el viaje imposible.

—Entonces eso quiere decir que si irás — asiento con la cabeza — ¿Hablas en serio? — su rostro se ilumina de inmediato.

— No bromearía con algo así, bueno, si lo haría — me mira con falso enojo —. Pero éste no es el caso.

— ¿Tú madre aceptó pagar?

— Digamos que recibí la ayuda de un ángel — y es cierto. Desde que vi a mi hermana hace dos semanas, no hemos dejado de recuperar el tiempo perdido.

— Pues ve a preparar tu maleta amiga, porque partimos en unos días.

—¿Emocionado?

— Si, ya extraño mi San Luis.

— Y yo anhelo volver a México, hace tanto que no viajo para allá.

— Lo vas a amar.

— ¿Ya le comentaste a Kata?

— Si, de hecho ya se fue para organizar de una vez su equipaje.

— ¿Desde ahora?

— Quiere elegir bien las prendas que va a usar, puesto que no quiere perder la oportunidad de conocer a un sexy mexicano que la lleve a vivir a la orilla del mar.

— Si que le gusta soñar en grande.

— ¿Y que hay de ti?

— ¿De mi? — su cercanía está provocando que estén aleteando las mariposas en mi estómago. Debo estar alerta, hasta hace poco otra persona provocó eso en mí y los resultados fueron dolorosos.

— ¿Interesada en algún chico? — me atraganto con fuerza al escuchar eso. Serás estúpida, sólo tu te atragantas con tu propia saliva.

¿Por qué preguntas esas cosas? — le pregunto con la voz ronca.

— Curiosidad.

— Por el momento no — baja la mirada decepcionado. Ya la cagué. Yo no quiero ser el cuchillo, por lo menos con él no —, a menos de que llegue el indicado.

Me doy tres cachetadas mentales por las pendejadas que acabo de decir.

No debo darle alas.

No cuándo yo sola me di esperanzas con él.

Volteo a verlo y veo que se encuentra muy próximo a mí.

— Debo irme ya.

Me retiro del lugar, sin siquiera darle oportunidad de hablar.

El miedo a ser felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora