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era invierno o al menos eso creo, pero sí recuerdo que era un día frío, sí, muy frío, mi respiración era visible ese día y se masificaba en forma de humo a pesar de no estar fumando. yo estaba muy abrigado, jersey negro, jeans negros, botines negros, chaqueta de cuero negro e incluso llevaba una bolsa de cuero negro para guardar los cigarillos pero, igualmente, estaba congelado.

entré a lo que parecía ser un bar, habían luces de neón decorando la puerta y habían unas puertas corredizas de cristal polarizado, había un cartel sobre la puerta pero no me detuve a mirar el nombre, no ese día pero decía "Delirium", nombre que le quedaba perfectamente y no lo digo por las damiselas que allí pasaban llorando a sus maridos infieles y perturbados, no, lo decía porque todos lo que allí llegaban, terminaban llendose sin estar conscientes de nada y, al día siguiente, posiblemente no recordaras el lugar o su ubicación.

el lugar era espacioso, tenía dos pisos pero el segundo siempre estaba más vacío, había una barra en la primera planta, trabajaba una joven de unos 27 años, cabello rojo y mirada adormilada, siempre estaba sirviendo tragos y evitando cumplidos, también había un joven de 29 años que se veía realmente atraído por aquellos chicos de facciones atractivas, créeme, lo digo por experiencia propia.

me senté en aquel taburete unos segundos antes de que dave se posara frente a mí pestañeando tantas veces como los segundos pasaban.

"soy dave, guapo, ¿y tú eres...?" "hetero"

posiblemente él me odio desde el primer instante, tanto por mi respuesta como por mi actitud en los días concurrentes.

tomé unas cuentas copas, fue así como terminé olvidando absolutamente todo, sobre todo olvidé como llegué a despertar en la cama de aquella rubia a la que jamás había visto pero me parece apropiado dejarlo esperando un rato, éste tema debe de ser un poco más explicado.

pero, volviendo a aquél jueves en el bar, estaba dándole vueltas a el vaso mientras miraba el vodka revolviendose en el interior. las puertas se abrieron y vi una figura, una chica rubia de buenas curvas, traía un vestido ajustado de color verde, aquel vestido era horrible pero su rostro y cuerpo lo enmendaba.

posiblemente no aparté mis ojos de ella en todo el transcurso de las horas y ella tampoco parecía dispuesta a mirar a otro lado. no me gustaba, estaba claro, pero era atractiva y yo quería atención.

"¿un trago?" "que sean dos"

sonrió, estaba sentada a una butaca de distancia pero supe que era para ella. karrie volvió con dos vasos con whisky, uno me lo tendió a mí y, el siguiente, antes de que pudiese dejarmelo a un lado, señalé a la rubia.

"no es para mí" "ya veo..."

la rubia sonrió aún más, estaba alegre, jamás había tenido tanta suerte en éste bar o al menos me dijo eso al día siguiente, como también me dijo que era el chico más guapo que jamás allá visto luego de leonardo dicaprio.

"soy ryan" "ryan..., soy fresia"

me tomé mi vaso, luego otro y otro, no tenía nada que olvidar pero tampoco tenía nada que recordar, además, mientras más ebrio, más confianza parecía tomar.

y ya no recuerdo más, cosas borrosas, como yo conduciendo extremadamente rápido con una mano entre mis piernas, unas manos pálidas en mi cuello, un apartamento extremadamente rosado para mi gusto y un horrible vestido verde que destroce sin piedad.

todo esto ocurrió un jueves de julio, no me preguntes cual jueves de todos, no lo recuerdo pero así fue. el primer día que comencé con algo...

outside; mccannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora