beg

60 10 2
                                    

me levanté con la necesidad de salir a por un paseo. me vestí de negro e incluso lleve gafas de sol, me sentía dichoso y muy extrañado porque acababa de salir de un resfriado.

era sábado, había transcurrido una semana desde el día que amanecí enfermo pero ya me sentía yo mismo nuevamente.

ese día quería sentirme especial por lo que, después de estar media hora en delirium, esperando que alguna chica se acercase a hablarme, una morocha baja se sentó a mi lado y suplicó con sus ojos de venado por mi compañía.

" ¿cuál es tu nombre, guapo? " " claramente no me llamo guapo, soy van "

decidí cambiar mi nombre, sin razón, sólo cambie mi nombre porque me parecía buena idea y quería ser alguien distinto. desde entonces comencé a ser van, pero van era distinto a ryan, van amaba la diversión, era sarcástico pero agradable, tenía humor y era un éxito con las chicas, ryan, por su parte, se sentía deprimido, era perezoso y amaba no hacer nada, tenía problemas de autoestima y jamás lograría nada con una chica siendo que amaba el sexo.

" ¿van? es un gran nombre " " gran nombre para un gran chico "

olvidé ese sentimiento a la mañana siguiente, me sentía desganado de nuevo en cuanto me desperté al lado de ella y dejé de ser van, volví a ser ryan.

me escapé temprano porque ella jamás había sido mucho, fue fácil de llevar a casa y fue fácil de olvidar también. jamás pareció suficientemente interesada en mí pero jamás pareció lo suficientemente desinteresada tampoco. quería un poco más de lo que ella me dió así que no le dí el placer de verme despierto en la mañana.

suspire porque fue un mal día y porque mis cigarrillos sabían a melancolía, estaba tan decaído que todo parecía igual, el día comenzaba a odiarme y yo le odiaba como a todos los demás pero llegué a casa a tropicones y abrí la puerta sin siquiera tener que sacar mis llaves, ya no era precavido porque no tenía nada que ocultar. tenía miedo, estaba sacudiendome, vi los rincones oscuros y me vi obligado a correr a un lugar seguro, me escondí bajo las mantas de mi cama y me quedé allí imaginandome historias que jamás ocurririan.

ese día fue importante porque el día siguiente lo fue aún más pero también fue doloroso en un nivel psicológico porque mi cabeza estaba ansiosa y no podía revolverme mis manos de una manera distinta. tampoco quería llorar pero quería quedarme intacto por un momento más.

fue un sábado y los sábados suponían de ser felices (para algunos, sólo para algunos).

outside; mccannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora