Te extraño desde este lugar alejado y frío, entre el olvido y la desesperación.
Te extraño tanto que el sol siete pena al verme y se ha escondido tras una masa de nubes.
Te extraño tan inútilmente que el viento de esta mañana quema mi piel, la lluvia se confunde con mi llanto y el frío cala en los huesos, hasta la médula, ahí donde tu estas.
Te extraño tan desoladamente que los alimentos son como espinas en mi garganta y los líquidos como aceite hirviendo.
Te extraño tan amargamente que lo más dulce que he probado han sido mis saladas lágrimas.
Te extraño tan perdidamente que por las tardes duermo sin querer despertar buscando olvidarte y durante las noches mis ojos observan la oscuridad imaginando cada rasgo de tu rostro para no olvidarte.
Te extraño tan febrilmente que ya no hay lágrimas en mis ojos, han sido sustituidas por ardor y roja hinchazón.
Te extraño tan vaciamente que todos piensan que pondré fin a mi vida, ¡que estúpido sería eso!, aún no tengo la certeza de que después de la muerte pueda extrañarte y extrañarte es lo que más me acerca a estar contigo.
