Transformación (Parte II)

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El sol le pegaba en toda la cara, lo que hizo que se despertara más temprano. Se levantó confundida y sentía dolor en todo su cuerpo, prestó atención a su alrededor y no escuchaba nada ; la casa estaba demasiado silenciosa. 

Se dirigió al baño, se quitó lentamente su bata y no pudo creer lo que había visto. Su cuerpo estaba lleno de pequeños aruñazos y en su espalda habían dos cicatrices marcadas con sangre en cada lado. No podía emitir ni un sonido y recordó parte del dolor que había sentido la noche anterior; con ternura, pasó sus dedos sobre una de las marcas y se sorprendió aún más porque sintió un pequeño bulto dentro de la herida, lentamente pasó su uña para ver si podía ver algo pero el objeto estaba enterrado en su piel. Por un momento, no supo qué hacer. No escuchaba a nadie en casa y creía que era porque debían estar en el hospital con su mamá, por lo tanto, ella estaba sola. 

Tragó saliva con fuerza y sus manos empezaron a temblar apenas tomó la tijera que estaba en el primer cajón del baño, tomó una toalla de manos, la colocó alrededor de su cabeza y la amarró en la nuca, se lo subió hasta que le tapara la boca y lo mordió. Agarró la tijera decidida y la enterró en una de las cicatrices. La sangre empezó a escurrirse al igual que la saliva mojada en la toalla cuando la mordía, sus ojos se pusieron rojos pero siguió concentrada en lo que estaba haciendo. 

Al cabo de unos pocos minutos, la herida se volvió más profunda de tanto enterrarle la tijera y empezó a ver algo que salía de ahí. Sin importar el dolor que sentía... se quitó la toalla que tenia alrededor y con cuidado empezó a escarbar con la uña hasta que pudo sostener desde la raíz el objeto. Jaló con fuerza y lo arrancó; gritó de dolor y soltó unas lágrimas, volvió a mirar su mano y notó que lo que estaba sosteniendo era una pluma blanca manchada de sangre. Se recostó de un golpe contra la pared sin recordar las cicatrices y esta vez no pudo evitar gritar y se deslizó hasta caer en el suelo. 

¿Qué me está sucediendo? (Pensó, viendo hacia el vacío)

Tantas cosas pasaban por su mente y no podía decifrar el por qué de lo que le estaba sucediendo. Seguía teniendo visiones cortas del día que vio a la mujer de rojo y más interrogantes volvían a salir. ¿Qué sucedió el día del incendio? ¿Qué tiene que ver Ruth con todo esto? Preguntas, preguntas...

-¿Valentina?

Una voz del otro lado de la puerta rompió su barrera de pensamientos. Era Josef. Vio el suelo salpicado en sangre y entró en pánico. 

-¿Sí? 

-Llevas un rato ahí, ¿está todo bien?

-Sí, solo me duele el estómago. En un rato salgo.

Escuchó sus pasos alejándose y se recostó de la pared, aliviada. "¿Ahora qué haré?"-Se preguntaba mientras limpiaba el suelo lleno de sangre.

El dolor que estaba sintiendo era solo el inicio de los problemas que venían cayendo. Mientras que su madre seguía recuperandose en el hospital.

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-¿Josef..?

-Mi amor, aquí estoy. Estoy tan feliz de tenerte de vuelta.

-¿Cómo están todos?

-Ansiosos por verte despierta porque te extrañan.

-¿Y mi Valentina? ¿Las cosas no han sido díficiles para ella?

-Lo lamento mucho, querida, ella se suicidó hace un mes.

Ella lo miró sin decir nada como si ya sabía que eso iba a suceder. Soltó una lágrima y dijo con un tono ronco:

-Por lo menos, ahora...mi bebé...será un hermoso a-an-gel que nos cuidará desde el cielo...

No pudo resistir la fuerzas que el significado de sus palabras había causado y empezó a llorar hasta quedarse sin respiración.

Aprendiendo a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora