Si me ves llorar

Do I wanna know?

Ahí estaba de Nuevo, jugando a que no le importaba mientras apenas si ponía atención al cambio de melodías en aquel lugar, el bar de siempre, con el que siempre iniciaban sus noches de farra y en el que había conocido a Dragón, pero este ya no estaba en su lugar de la barra. Su presencia era solo un recuerdo difuso en la mente de Sabo que oía sin escuchar realmente la introducción musical de la siguiente canción al tiempo que uno de los meseros le traía otro trago, no los pagaría él de cualquier forma, que importaba si bebía de más...

Have you got color in your cheeks?

Comenzó a prestar atención al reconocer la canción, no le gustaba demasiado pero aquello no era la radio para simplemente cambiar de estación.

Do you ever get that feelin' that you can't shift the tide

That sticks around like summat's in your teeth

La música suntuosa y un poco lenta comenzó a flotar en la discoteca, no había demasiada gente y aunque no estaba solo Sabo se sentía como si lo estuviera, con la bebida en su mano y la mano de aquel extraño en torno a su cintura su cuerpo se movía casi por sí solo de forma lenta y sensual, siguiendo levemente los acordes.

Ah, there's some aces up your sleeve

Have you no idea that you're in deep

I dreamt about you nearly every night this week

How many secrets can you keep?

La letra de la canción era algo con lo que podía empatizar de cierta forma y de manera vaga se preguntó cómo se sentiría ir allá con los bailarines y hacer un show para aquel hombre en el que estaba pensando, ¿Por qué no? Lo haría si estuviera ahí con Dragón, había descubierto que le gustaba provocar a aquel hombre, pero eso no pasaría, tenía varias semanas desde que había visto al señor Dragón por última vez y no se sentía con ánimos para jugar a provocar al idiota con el que podía o no pasar la noche... porque incluso engañar a su propio corazón tenía un límite.

Jamás pensó que extrañaría la presencia de una sombra.

Porque una sombra perene y regia en la barra era todo lo que aquel hombre había sido para Sabo hasta aquella noche en que se acostaran hacía más de un mes. Ni siquiera le había prestado la suficiente atención para notar su constante presencia antes.

Pero eso era antes y esto era ahora, quería verlo, no sabía por qué pero llevaba esa sensación desde hacía un tiempo, al principio pensó que se olvidaría por si solo de aquella situación, después que con algún otro amante se olvidaría de ese hombre; Incluso intento a buscar a aquella chica con la que todos se metían, Rebecca, un par de palabras bonitas y la muchacha de pelo rosado estaba lista para abrir las piernas, se entendían de cierta forma, Sabo tampoco era difícil de llevar a la cama y de alguna forma eso los hacia llevar una conexión de la que no hablaban nunca, no se guardaban secretos ni se hacían promesas vanas, cada quien tenía algo que quería ahogar en esos encuentros, pero no, una noche con la dulce Rebecca no le había servido en nada. Por mero temor se había abstenido –deliberadamente- de acostarse con Ace, no quería enterarse que ni siquiera él con quien había tenido su primera experiencia podría ayudarle a olvidar a ese hombre, Dragón tenía que salir de su mente tarde o temprano, no había otra manera.

Jamás se había clavado tanto con alguien por un simple polvo; Porque eso era todo lo que habían sido, sexo casual, nada más y nada menos, no podía pensar que fuera de otra manera, no quería pensar que fuera de otra manera... un hombre casado no era algo con lo que quisiera involucrarse en más de una ocasión, convertirse en una aventura no estaba en sus planes inmediatos y se conocía lo suficiente para saber que si se obsesionaba con el hombre aquello no acabaría bien para ninguno de los dos.