La traumática hora y media por fin había terminado, una de las peores de su vida para ser exactos.
La peor parte es que se le había pegado una canción y no se la podía borrar, cantandola en su cabeza sin poderla evitar. En uno de los comerciales el albino sin quererlo la tarareó en voz alta, ganándose una sonrisa de la rubia. Decidió ingnorarlo, no quería caer más bajo.
Bufó, era lo que le faltaba, si de adolescente no sentía atracción por la música que escribía el rubio, ¿Por qué tenía que serlo de bebé? Sabía que tendría problemas con eso es un futuro no muy lejano.
Apagó la televisión —no tuvo reproche, cosa que le sorprendió—, principalmente porque decidió no mantenerla entretenida con ese aparato como su hermano, intentaría ser un poco más original para no quemarle las neuronas.
Acomodó de una forma que consideró segura a Yui en brazos —que por cierto no se le ocurrió de forma espontánea, se dedicó a investigar sobre el tema, sabiendo que tarde o temprano le tocaría cuidarla; pero claro, jamás lo admitiría—, acunandola firmemente contra su pecho. Según lo que sabía además le generaría una sensación de confianza a la bebé, ya que además de ser un abrazo, era una de las posiciones en las que generalmente las progenitoras transportaban a los niños más pequeños.
Se levantó con cuidado y empezó a caminar subiendo las escaleras, internamente casi orando para no perder el equilibrio “Si nunca me pasa, que esta no sea la primera vez” pensaba.
—Demasiada televisión por hoy. — Seguramente tendría pesadillas con ese estúpido Idol, para su desgracia nunca olvidaría la imagen del rubio tirando de una forma coqueta un beso a la cámara, dirigida a los remitentes... casi vomita en el acto.
Llegó a la habitación y se sentó en la silla junto al escritorio, reposó con delicadeza a la rubia sobre este, mirándola y analizando su expresión, que en ese momento era una sonrisa inocente, pero no tan amplia como antes. Sintió un aroma extraño, de forma inconsciente la olfateó. Arrugó la nariz.
—Es evidente que el vago le hace honor a su apodo —dijo y se levantó para acostarla de forma delicada en la cama—. Hace un buen rato no te cambian el pañal...
Abrió la cajonera de la cual sacó un pañal y unas toallas húmedas. Miró a Yui, se encontraba tranquila mordisqueando su pié, arrugó el ceño, ¿Qué pasaba con la bebé revoltosa, gritona y activa que había visto en los últimos cuatro días?... “Tal vez esté cansada” pensó. Se acercó a ella, le sacó el pañal y la limpió sin intentar mirarle mucho "esa zona" bajo la mirada de la misma, según él lo evitaba porque si la rubia fuera consiente —en su edad original— se avergonzaría . Se sentó en la cama y la sentó frente a él.
—Que hago... ¿Te baño o no te baño? —comentó viéndola, pero no le devolvía la mirada, la tenía demasiado perdida, sin contar que estaba seria—. No, pareces cansada.—No obtuvo ningún gesto. Agachó y giró la cabeza buscando su mirada, al hacer contacto visual la rubia le dió una pequeña sonrisa, pero no era igual—. ¿Te pasa algo? — La miró, cedió ante su mirada—. ¿Tienes hambre? —meditó—, no... Sino estarías gritando.
La observó unos segundos.
—¿Quieres dormir? —le consultó viendo como tenía la cabeza a gacha, obviamente no recibió respuesta. Arrugó los labios y optó por acunarla nuevamente en brazos, pero se encontraba un poco quejosa—. Ven, iremos a la cocina para ver si así actúas más normal.
Dicho y hecho, el albino se dirigió a la cocina a un paso bastante acelerado, sabia que había algo extraño con la bebé, aunque claro, al llegar a las escaleras optó por directamente teletransportarse. Cuando apareció en la cocina se golpeó mentalmente, ¿Y si le hacía mal a Yui que ellos se teletransportaran? Cuando era adolescente no pasaba nada, ¿Pero si ahora de pequeña si? La miró, ella se encontraba callada con un dedo en la boca. Bueno, al menos parecía completa, agitó la cabeza; "Me lo cuestionaré mas tarde, ahora mejor veré que hacer con ella" pensó mientras la colocaba casi parada contra su pecho y abría la nevera en busca del cartón de leche. Al localizarla la vertió en su recipiente y la puso a calentar. se sentó en la silla y sentó a la bebé en la mesa sosteniéndola y mirándola.
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No somos una Niñera『 私たちは乳母ではありません 』
Fanfiction[No somos una niñera] |Editando| Los hermanos Sakamaki encontraron que Yui ya no era la joven de 17 años, sinó que era una bebé de 5 meses y medio. A su manera cada uno intentará cuidarla, obligandolos a verse más entre ellos y a organizarse para...