2.

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Las instalaciones estaban en penumbra exceptuando los puntos de vigilancia y la habitación de Tony Stark. Tres de la madrugada y Peter acaba de salir de la ducha.

—¿Por qué usas eso y no uno de los pijamas que compré para ti? —Tony preguntó desde la cama con su elegante ceja juzgando con desprecio el pantalón rosa.

—Digamos que es un recordatorio de lo cruel que es tu... Amor duro. Ya sabes.

—Oh vamos, aprendiste la lección, estoy muy orgulloso por cierto. Aunque hayas rechazado al traje magnífico y a mí.

Peter profirió una risa seguida de un bostezo. Ya era tardísimo y a la mañana siguiente tenía que regresar a Queens, su coartada con May no cubriría más allá del medio día. —¿Me harás un lado en la cama o no? —se estiró y la camiseta larga se levantó algunos centímetros.

—No tocaras mis sábanas con esa cosa.

Peter rodó los ojos y no hizo caso a los pasos amenzantes de Tony. —No usaré un pijama que podría alimentar a un pueblo completo en África, es seda... Es frívolo y...

—Deberías quitártelo, en serio...

—¿Por qué? —rió y colocó sus manos en el pecho desnudo de Tony. —Prometo que lo lavé bien, quisquilloso.

—Eso no me importa.

—¿Entonces?

—Te ves aún más pequeño. Sentiré que profano a un niño de kinder.

El rostro de Peter ardió y puso los ojos en blanco, otra vez.

—No robes mi gesto —dijo Tony.

—Tú no lo patentaste.

—Pero es mío mientras estás conmigo.

—Y luego soy yo el niño...

—¿Quién está usando el pantalón rosa aquí? —Tony lo cazó contra la pared que daba a los pies de la cama.

—Yo...

ajá... —susurró—...debes quitártelo, Peter.

—Pero...

—Pantalones fuera... —las manos rápidas de Tony soltaron el nudo frágil y la tela cayó al piso.—No quiero la cara de esa cosa mirándome mientras te follo.

Un lánguido suspiro se oyó venir de Peter. Se dejó girar sin problema y pronto la boca de Tony estuvo en su oreja. —Separa las piernas.

Peter se confundió y jadeó cuando algo pegajoso corrió en la parte trasera de sus muslos. —¿Vas a entrar? —su respiración se agitó notoriamente, no estaba dilatado y...

—No todo es penetración, cariño. Confía en mí. —un beso cayó en su nuca y su camiseta fue levantada. —Muerde. Quiero atender a este par... —las yemas callosas de Tony rodearon sus pezones, apoyó de golpe la cabeza en la pared.

—A-Ah... Auch...

Torpe... Vamos abre tus piernas... Sí, así, perfecto —Tony lo sujetó desde las caderas y se acomodó muy bien desde atrás. Peter chilló con suavidad al sentir el pene de Tony hundiéndose entre sus muslos. Mordió su labio inferior y tembló. Su propio miembro estaba presionado por el concreto adelante, mojandolo para su vergüenza.

—Ahora cierra y... Buen chico, ¿cómo se siente? —preguntó Tony, experto, meciéndose a un ritmo ansioso.

—Bien, muy bien, A-Ah... No tenía idea que se podía y se, joder...

—Hay varias formas de hacerlo encanto, y esta es una de mis favoritas, es maravilloso porque torturo aquí —rozó el perineo sacándole un gemido a Peter— y aquí, claro —el tronco de la erección se presionó desde abajo contra los testículos que colgaban jóvenes y tensos.

—Yo... —Peter se jodio contra la pared.

—Lo sé... —Tony entendió y guió su mano hacia adelante, donde se apoderó con avaricia de él. Apretó la erección del adolescente y con la yema de su pulgar hizo el prepucio hacia atrás. Peter gimió alto por el toque que llegó después de lleno a su glande desnudo y brilloso.

—Tony, Tony... —balbuceó Peter desesperado, logrando marcar los dedos en la pared.

—Me tienes duro desde que saliste del baño. No tienes idea... —Tony gruñó, deslizándose a gusto entre los muslos fibrosos al ritmo que sus dedos tocaban la erección sensible del menor —...tan bello y pequeño... —mordió el lóbulo rojo de Peter —...A-Arhh tan mío... Mierda... —Se sacudió un par de veces más y se derramó en las piernas pálidas, entonces Peter explotó en su mano al sentirse marcado tan sorpresivamente.

Después de unos instantes reposando Tony halló su voz. —Creo que deberás cambiarte... —carraspeó.

—¿Uh? ¿Por qué? —las piernas le temblaron pero Peter igual se giró, a duras penas, agotado por lo rápido de la situación, el orgasmo y el sueño acumulado.

Hello Kitty...

—Oh...

Tony rió y Peter le siguió. El pijama era inutilizable, marcado de la evidencia... biológica.

Highway to HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora