Decaer.

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El aroma a hospital llegaba a sus fosas. ¿Quién acariciaba su cabello?, no podía abrir los ojos, ni moverse. Su mente apenas podía recordar lo que había ocurrido.

Si su cuerpo se lo hubiese permitido, podría reírse de sí misma. Ahí estaba, patéticamente tirada en una cama, con heridas en todo su cuerpo. Seguramente Quick Recovery Girl estaba muy ocupada con todos sus compañeros, por eso aún no sanaba por completo.

¿Cómo pudo bloquearse de tal forma?, ella, que se la pasaba todos los días con su nariz enterrada en un libro; ella, quien se entrenaba para un futuro héroe, con nervios de acero y una mente tranquila. Se sintió asqueada. ¿Era esa la misma chica que había entrado en esa universidad de prestigio para algún día salvar a la ciudad?

No podía moverse, pero sintió el ardor de sus lágrimas correr por sus mejillas. En ese instante, la mano que acariciaba sus largos cabellos, paró, pero no se animó a limpiar el sufrimiento que bajaba por su piel, tocarla sería aún más doloroso que dejar aquella lágrima seguir su camino.

- Momo...- La voz de Jiro se escuchó en la habitación. Ella también estaba herida, claro, pero su piel no ardía, sus párpados no estaban cerrados, su cuerpo le permitía estar al lado de su mejor amiga, y ahí es donde quería estar. - Los chicos... - No soportó más, y decidió llorar junto con ella. - Lo sienten tanto... Todos ellos, todos... Momo. - Su nombre fue lo último que pudo pronunciar cuando se derrumbó a su lado, llorando. Dejó caer su rostro entre las sábanas que cubrían a su amiga y sólo terminó por lastimarse más.

El collarín en su cuello no la dejaba llegar a recargarse bien. Así que sólo tomó dolorosamente la mano de la chica y siguió orando porque Recovery Girl volviera rápido.

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La sala de espera estaba llena de heridos. Tsuyu tenía media lengua de fuera, que se había quedado así por los choques eléctricos que la alcanzaron, Ochako mantenía sus manos alrededor de su mandíbula, tratando de aliviar el dolor. Todos y cada uno de ellos, heridos, pero más que nada, tristes.

-¿Alguien ha visto a Todoroki? - Midoriya alzó la voz, aún apenado por los golpes que le había propinado a Kirishima en medio del pánico. Todos negaron. El chico había desaparecido al primer beso de la anciana Recovery, ni siquiera esperó más alivio.

Midoriya asintió, y la sala volvió a estar en silencio hasta que Jiro salió, con un par de muletas del cuarto de Yaoyorozu.

-¡Jiro! - Saltó Mina, con media cara de color verde púrpura. Tsuyu caminó a su lado, lenta y dolorosamente hacia Jiro.

-Está bien, supongo. - Sonrió, pero no pudo ocultar la gota que corría en su mejilla. - No abre los ojos, pero...

-Tranquila. - Mina la tomó por ambos hombros. - Tranquila, Jiro.

-Jiro-chan. - Tsuyu habló a duras penas, con media lengua de fuera. - Sería importante hablar con Todoroki sobre esto, ¿no crees? - Al terminar de hablar, se escuchó el rechinar de los dientes de Bakugo.

-¿Hablar sobre qué? - Gritó, como siempre. - ¿De cómo quemó medio campo de entrenamiento y congeló la otra mitad?

-¡Eso es asunto de chicas! - Contestó Ochako, aún sosteniendo su quijada.

Jiro ignoró el comentario de Bakugo y les sonrió a las tres. Su corazón se calentaba al notar lo pendientes que estaban aún cuando casi no se habían visto desde el inicio del semestre escolar.

-Gracias, chicas. - Se acomodó uno de sus lóbulos de su oreja, el cable se sentía duro y adolorido. - No sé si convenga hablar con él en estos momentos. Ya saben...- Sonrió. - Ni siquiera nos llevábamos bien al principio. Prefiero concentrarme en Momo por ahora.

Nada es tan fácil. [Todomomo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora