El primer día de noviazgo.

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Era un miércoles en la mañana. El día anterior, Momo se había confesado a un chico con el que no tenía conexión alguna, mas que sus acosos y choques de mirada.

Se paró frente al largo espejo de su habitación. Se había tomado el cabello en una coleta alta como siempre y puesto brillo en los labios, se veía bien. Alizó su falda cuando notó algunos dobladillos mal hechos y se acomodó la blusa del colegio.

—Bien.— Susurró frente a su reflejo.— Hoy será un buen día.— Sonrió para sí misma. Le gustaba cómo se veía.

Tal vez no compartía clases desde tan temprano con Todoroki, pero siempre se lo topaba en los pasillos de los edificios donde tenía clase. Era algo común, ambos estaban en el mismo semestre.

Sonó su teléfono con un mensaje de Jiro. "¿Qué pasó ayer?, ¡ya no me contaste!".

Sonrió. "Te contaré a primera hora", contestó.

Tomó su bolso y salió de su habitación con la esperanza de que nada le arruinara el primer día de noviazgo de su vida.

—¿Tienes el celular?— Le preguntó su madre mientras acomodaba los platos en la mesa.

—Sí, mamá. ¿Quién olvidaría su celular en estos tiempos?— Se sentó y tomó un poco de jugo en su vaso.

—Tu hermana lo olvida 'casualmente' siempre que se mete en problemas.— Las dos sonrieron.

—Bueno, yo nunca me he metido en problemas, ¿o sí?— Su madre le dedicó la última sonrisa y se regresó a la cocina.

Salió de su casa con los ánimos en alto. El sol brillaba, ella se veía hermosa, tenía su celular y pronto miraría al chico que ocupaba sus pensamientos.

—¡A un lado!— Cayó a la banqueta cuando un ciclista sin control la arrolló.

El chico quedó tumbado en la banqueta con la bicicleta aún entre las piernas, todo su costado izquierdo había quedado rasgado por la acera. Yaomomo estaba del lado derecho, con su falda rota del frente y sus piernas manchadas del negro suelo.

—¡¿Qué te pasa, estúpido?!— Gritó cuando recobró el aliento.

—¡¿A mí?!, ¿¡quién es la que se atraviesa en media acera!?

—¡La acera es para los peatones, hay un carril especial para las bicicletas!— El rubio se quedó sin palabra frente a la enojada y lastimada chica.

—Pues... te advertí, te dije que te apartaras.

—¡Sí!, ¡justo cuando ya estabas encima de mí!— Tomó su bolso que estaba tirado y empezó a caminar a la parada de autobús, cojeando.

—Oye, no estás bien, ¿quieres que te lleve?— Yaoyorozu se volteó enojada.

—¿En esa cosa?, ni siquiera tiene parrilla o algo para llevarme atrás.— Se acomodó la flada y se volteó para seguir caminando.

El rubio la siguió con la mirada y después se observó. Tenía el pantalón casi roto de su pierna izquierda y todo su costado estaba manchado de negro. Su cabello se había desordenado.

—¡Sube!— Le gritó cuando ella ya estaba del otro lado de la calle.

—¡Vete al diablo!— Momo siguió caminando hasta llegar a los asientos de la parada. El chico cruzó la calle y se paró frente a ella.

—Vamos, te puedo llevar en los manubrios.— Momo se le quedó viendo.

Era un chico guapo, tenía los ojos azules como el de Todoroki, pero los de él eran grandes y brillosos, Todoroki los tenía más rasgados, afilados e intimidantes.

Nada es tan fácil. [Todomomo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora