Cartas sin receptor.

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Carta #11

Querida Tanya:

Aún no respondes, me rendí.

Ya no espero tu respuesta.

Hoy decidí salir a caminar, hace mucho que no lo hacía.

Pasé por el parque, en el que solíamos pasar.

Me detuve en pleno parque y me dejé caer al cesped.

Miré al despejado cielo.

Tanya...

¿por qué te amo?

¿por qué aún no te supero?

¿por qué eres tan especial?

Dejé que una lágrima cayera por mi mejilla.

Me senté y cubrí mi rostro con mis manos, para que los sollozos no se escucharan.

¿por qué estaba llorando?

Me sentía estúpido.

Sentía un amor no correspondido.

No sabes lo que me arrepiento de nunca haberme confesado.

Sonreí mientras lloraba.

Recordé que cuando tú llorabas, sonreías.

No te gustaba verte triste frente a mi.

¿por qué nunca me dijiste que no estabas bien?

¿por qué sonreías?

¿por qué no me dejabas verte triste?

Sabes que yo haría lo imposible por hacerte feliz.