Vaporización

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Me está observando fijamente.

Todo el miedo que siento, la adrenalina, la tristeza, la emoción. Todo eso también lo siente él. Está ahí quieto frente a mí, burlándose. Lo está disfrutando.

Las lágrimas comienzan a brotar por mi cara y la desesperación comienza a apoderarse nuevamente de mi cuerpo. Necesito pensar de manera diferente, atravesarlo no es una opción.

Corro de regreso por el mismo pasillo y entro por la puerta del primer salón que veo, cierro la puerta y la atranco con un montón de sillas y escritorios. El vapor no es tan rápido por lo que tengo algo de tiempo. Camino pateando los charcos de agua que se formaron gracias a que alguien dejo las ventanas abiertas. Respiro profundamente y trato de concentrarme.

El agua no parece dañarlo en lo absoluto, nada parece dañarlo en lo absoluto. Necesito encontrar la manera de salir de la escuela y llamar a las autoridades lo antes posible... No me puedo rendir.

Las gotas de agua siguen entrando rápidamente por las ventanas, mojándome cada vez más... Después una idea viene a mi mente.

"Las ventanas"

Analizo la situación.

"Ok. Estoy en el segundo piso y no puedo bajar por las escaleras. Por otro lado no puedo escalar por la pared ya que está todo mojado y caería al instante, no hay más opciones...—me levanto acercándome a la ventana—Si caigo mal, muero. Si me rompo una pierna, no podré avanzar más y moriré. Si no me muevo ahora, de igual manera muero."

Buscó el ángulo correcto, no hay ni una sola zona con pasto, ni nada donde pueda amortiguar mi caída. Un segundo piso no es tan malo, si hago el salto correcto no hay riesgo de muerte. Un horrible olor invade el lugar.

Me tapo la nariz y dirijo la mirada hacía la puerta. Noto como el vapor se comienza a filtrar por entre las mesas y pupitres. Con mi brazo derecho cubriéndome la nariz corro hacía las ventanas. El olor se hace cada vez más intenso y mi cabeza comienza a dar muchas vueltas. No puedo ver nada de lo que hay abajo, no puedo mantener el equilibrio.

El vapor está casi atrás de mí, no puedo dejar que me atrape. Entonces salto.

El viento recorre mi cuerpo, las gotas de lluvia me nublan la vista, hacen que mi peso se duplique. Por unos cuantos segundos comienzo a sentir tranquilidad, no importa lo que pase ahora, tendré que aceptar lo que me toque, pero solo si es lo que merezco.