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Ando balanceándome un poco de un lado a otro.

-¿cómo vamos?

-creo que nos han metido uno- me dice un poco con duda.

-Pues espero que no sea asi-digo- ah es verdad, ¿qué pasó con Adrien?

-¿El qué te dio?

-Sí, ese mismo.

-Pues el muy... se ha salvado con una amarilla.- me dice muy serio.

-Que asco de arbitro- digo asqueado pensando en el hombre que solo esta ahí con un silbato.

Decido enfilar el pasillo largo que lleva al campo, pero Juan me coge y me intenta llevar con mis padres que los veo al final de unas escaleras.

-Me quedo hasta el final.

-¿quien ha dicho que nos íbamos a ir?- dice mi padre que tiene agarrada a mi madre de la mano.

-Solo queríamos ver si estabas bien- me dice mi madre, que veo que ahora está bien.

Los miro una última vez antes de decir- soy una roca no os preocupéis mucho de mí.- le digo mientras me encamino a los banquillos.

Salgo del túnel y al momento oigo una ovacionando, creyendo que era por alguna jugada. sigo mi camino, pero miro un momento a las gradas y esas ovaciones son dirigidas hacía mí, los miro y levanto los brazos en símbolo de gracias. Saludo a todos incluido cuerpo técnico. Me siento mirando el partido, ojeo el marcador que va 2-1 en contra nuestro y me centro de nuevo en el partido.

Me fijo en Adrien y me acuerdo de su hermana, mientras le veo le hacen una entrada muy fea que le deja tendido en el suelo de dolor, y todos los de mi equipo se abalanzan sobre él increpándolo por lo que hizo y por "hacer teatro". Se forma un bulto de personas entorno a él que casi no se le ve, al momento se separan a la fuerza por compañeros que no quieren pelear y solo quieren jugar. Se reanuda otra vez el partido y empezamos fuerte pero no nos dá tiempo a reaccionar y perdemos. El equipo contrario lo celebra eufórico en el campo todos unidos sonriendo alegres por ese momento que nadie les quitara, mientras voy consolando a mis compañeros en un intento de darles ánimo, pero no funciona como yo quería. todos nos vamos cabizbajos hacía el vestuario, Nadie dice nada ni comenta nada hasta que llega el mister.

-Bueno chicos no puedo reprocharos nada, lo habéis echo lo mejor posible, luchasteis hasta el último minuto pero bueno hay que irse con la cabeza alta lo habéis hecho muy bien durante esta temporada.

Al terminar va uno por uno felicitándonos hasta que llega a mi

-Dylan, increíble la temporada que has hecho, ya sabes que el fútbol no es marcar goles sino también pararlos, y eso lo has hecho increíblemente bien.

le miro y le sonrío

-Gracias mister- digo.

Al estar un buen tiempo en el vestuario cojo mis cosas y me despido de todos.

Camino despacio hasta que paso por delante de la enfermería, miro de reojo pero no veo a nadie, así que sigo mi camino hacia el parking donde me esperan mis padres. Siento que no tengo el móvil en el bolsillo, rebusco en la mochila pero no lo encuentro, compruebo otra vez los bolsillo pero nada, doy media vuelta y choco con alguien, me balanceo un poco y caigo de culo

-Lo siento muchísimo estaba con mis cosas que no te vi.- me dice preocupada.

La miro y me quedo otra vez cautivado.

-No, fue mi culpa.-digo rápido a la vez que me incorporo.

Veo impotente como se va hacia la salida mientras se disculpa otra vez, no puedo articular ninguna palabra ya que no se que decirla y solo la puedo seguir con la mirada.

-Dylan oye, que se te ha olvidado el móvil, ¿Dylan?-me dice Guillermo

-Ay perdona estaba ensimismado en mi mundo-, en un mundo con ella al lado, pienso para mi.

Al darme el movil me dirijo a la salida por si la encuentro, pero ya no la veo, así que voy en busca de mis padres que me esperan al lado del coche. Veo que ya no están preocupados, al subirme pienso por última vez en ella.

Dime te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora