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- ¡SAAAAAUUUUUUUUL!

- VAMOS ABUELA, COGE LAS CUERDAS.

- ESTÁ VINIENDO.

                                  ***

Me levanté con hambre y fui al salón, pero lo que vi allí me dejó aún más desconcertado de lo que ya estaba debido al sueño. Allí, en frente de mis narices, había mirándome un pequeño elefante.

- Oh dioses... ¡¿Qué es esto?!

Apareció entonces mi abuela corriendo, con un sombrero en la cabeza, me cogió del brazo y me llevó rápidamente a la cocina.

- Escucha niño, este es el plan, voy a coger las cuerdas del armario, tu vete al otro lado y cuando te avise, coge las cuerdas, tenemos que sacar a ese pequeño monstruo de aquí.

- Pero abuela estás segura de que...

- SAÚL HAZME CASO POR UNA VEZ.

- Está bien. - Suspiré. - Vamos a por él.

Con rápidos movimientos llegué al otro lado del salón, el paquidermo debió asustarse porque empezó a caminar hacia el otro lado, es decir, hacia mi abuela.

- ¡SAAAAAUUUUUUUUL!

- VAMOS ABUELA, COGE LAS CUERDAS.

- ESTÁ VINIENDO.

- DATE PRISA, - entonces vi las cuerdas pasar por encima del elefante y como pude agarré todos los extremos y los lancé por debajo del elefante, al igual que hizo mi abuela - AHORA ESTIRA.

Ambos estiramos y el elefante cayó tumbado, pero estaba resistiéndose y pronto se liberaría.

- Abuela, aguántalo ahí, sé a quién llamar.

Fui corriendo a mi habitación, cogí el móvil y marqué el número.

- ¿Si Señor?

- Señora Addams, necesito que coja la limusina y vaya a recoger a Víctor.

- Sr Hoolbrock, ¿qué ocurre?

- No hay tiempo para explicaciones, usted hágalo.

- Está bien, estaré allí en 10 minutos.

Colgué.

                                ***

Tal y como había dicho, a los 10 minutos se presentó Víctor en mi casa.

- ¿Qué ocurre Saúl...? - dejó de hablar y compuso una expresión de total incredulidad al ver un elefante entre cuerdas en mi salón.

- Ha aparecido esta mañana, no sabemos cómo. Hemos conseguido atarlo entre mi abuela y yo, tenemos que sacarlo de aquí antes de que llegue mi abuelo, le dan alergia.

- Está bien, sé qué hacer.

Víctor se dirigió al elefante y se puso de rodillas, al principio el elefante empezó a removerse aún más, pero cuando Víctor le miró fijamente a los ojos y pronunció unas palabras que escapaban tanto a mi entendimiento como al de mi abuela, cedió. Entonces le acercó una mano y, lentamente, comenzó a acariciarle. El elefante se mostró más confiado con él y al ver que estaba más calmado, le quitamos las cuerdas.
Como no sabíamos qué hacer, decidí llamar a Addams de nuevo.

- Señor Hoolbrock va a decirme ya qué ocurre o voy a te-

- ¡Sra Addams no hay tiempo! Tiene que averiguar de dónde es este elefante. - le envié algunas fotos.

- Está bien, deje que lo compruebe un momento... - la sra Addams era mi secretaria y vicepresidenta de la empresa, además de mi hermana, era muy eficaz y siempre cumplía muy bien su trabajo.

- Parece ser que pertenece a un circo mágico de Indochina. ¿Quiere que prepare el helicóptero?

- Nos haría un gran favor, prepare también una red para el elefante.

- De acuerdo, vaya al helipuerto, estará allí en seguida.

Subimos a la azotea donde estaba el helipuerto junto con el elefante y a los pocos minutos apareció el vehículo con una red para el animal. El chófer, Godffrey , elevó el helicóptero hasta que pudimos subir al elefante a la red y luego subimos nosotros por la escalera de cuerda.

Una hora más tarde ya habíamos llegado a Indochina y aparcamos según las indicaciones de Addams. Desde nuestra posición podíamos ver a pocos pasos el circo donde pertenecía el elefante. Nos acercamos y poco antes de llegar vimos a un hombre correr hacia nosotros con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos.

- ¡Dorgarag! ¡Dorgarag! - pareció no percatarse de nuestra presencia y fue directo a abrazar al elefante - ¿Dónde estabas querido? - era un hombre un tanto extraño, no era indio, aunque perteneciendo a un circo supongo que vendrían de otros lugares y viajarían a muchos otros, llevaba un sombrero de copa y una capa blancos junto con un traje azul y un gracioso bigote. - Muchas gracias, ¿quiénes sois? ¿De dónde venís?

- Pues verá - Víctor fue el primero en hablar - venimos de Málaga, España. Yo soy Víctor.

- Yo soy Saúl y él es Godffrey, mi chófer. Dorgarag apareció esta mañana en mi casa.

- Oh, ya veo, debió de cruzar uno de los portales de Wolfram, mi aprendiz. Arg, voy a matar a ese bastardo. ¡WOLFRAM, WOLFRAM! ¿Dónde estás?

Entonces un chico de aproximadamente nuestra edad, con el pelo alborotado y tez morena, camisa verde militar y pantalones negros, salió de uno de los carromatos con bastante preocupación.

- ¡Si, si! ¿Qué ocurre señor? - se paró en seco - ¡Dorgarag, has vuelto! Pensaba que...

- ¿Qué? ¿Qué pensabas Wolfram?

- Verá señor, estaba practicando con los portales cerca de Dorg, hubo un ruido, se asustó y... bueno, y cruzó el portal, pero no sabía dónde llevaba.

- Dios... qué voy a hacer contigo. En fin, tenemos invitados, pasad, pasad, ¡bienvenidos al Circo de Rhassbaradhon!

                                 ***

Pasamos la tarde en el circo, conociendo a sus integrantes, los cuáles nos mostraron sus distintos espectáculos, probamos comida indochina y Volkwin, el dueño del elefante, nos enseñó algunos de sus trucos de magia.

Cuando llegó la noche volvimos a mi casa y Godffrey llevó a Víctor a su casa en el helicóptero. Me senté en mi silla, encendí el ordenador y me metí en Discord, Sarreth estaba otra vez conectado y le llamé. Estuvimos hablando y jugando hasta tarde.

- Oye por cierto, ¿qué has hecho hoy?

- Mmm, pues, nada importante.

Black Bow TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora