#3

33 3 1
                                    


RING RING.

El timbre sonaba temprano. Desperté de golpe, alertado por el sonido de quién llamaba a la puerta a las 10 de la mañana y los insufribles ladridos de Lola y Ramón. Como, al parecer, nadie abría, tuve que ser yo quien se levantase, aún sumido en ese estado en el que no estás ni durmiendo ni despierto. Con torpes movimientos fui a la entrada y abrí la puerta.

- ¡Buenos días!

Allí, con su pelo corto y blanco, algo revuelto, y sus ojos verdes, tan claros como el césped de un campo en verano bajo la luz del sol, estaba Sarreth, mirándome con un aspecto radiante y con una bolsa en la mano.

- ¿Qué haces aquí? ¿Tienes idea de la hora que es?

- Vengo a desayunar contigo - dice levantando la mano, mostrándome la bolsa - traigo tostadas - sonríe.

Quizás sea por las pocas horas dormidas o porque aún no he terminado de despertarme, aunque con este tipo de sorpresas ya debería de haberlo hecho, pero desconocía qué era mejor, si cerrarle la puerta en la cara o esperar a que entrase en la cocina y acabar yo mismo con su mísera vida haciendo uso del Necronomicon, ni si quiera haría falta leerlo, un golpe bastaria. Pero supongo que aún no había llegado su hora.

- Vas a poner mi vida patas arriba.

- Ese es mi objetivo - y sonríe, una sonrisa demasiado alegre y "pura", como él.

Pasamos a la salita y nos sentamos a desayunar, como siempre me levanto tarde, no estaba acostumbrado a esto y opté por dejar que él lo preparase todo.

- Bueno... ¿y ahora qué? ¿Tienes otra sorpresa para mi escondida bajo la camiseta?

- La verdad es que no, aunque puedes quitármela si no me crees. - La naturalidad con la que soltó esto último me provocó cierto escalofrío. Él, viendo lo descolocado que estaba, decidió seguir hablando - Podríamos ir a comprar o a dar una vuelta, o quedarnos aquí.

- Hoy no tengo muchas ganas de salir, mejor quedémonos aquí. - me levanté y me dirigí a mi cuarto - ¿Vienes?

- S-sí, sí - se levantó apresuradamente y vino conmigo.

Me senté en la silla de mi escritorio mientras que él se dejó caer sobre la cama, encendí el ordenador y, mientras esperaba que pasase todo el proceso de arranque, me quedé mirándole, se veía muy mono ahí tumbado. Entonces levantó la cabeza y nuestras miradas se cruzaron.

- ¿Ocurre algo? - de repente, y totalmente fuera de mi control, mi corazón empezó a latir más rápido y con tanta fuerza que, con cada latido, sentía que el corazón iba a romperme el pecho y a salir corriendo.

- No no, es sólo que... - sacudí la cabeza, intentando sacar de mi cabeza la idea de mi corazón marchándose ante mis ojos - ¿Nunca has pensado lo increíble que sería vivir en Rusia?

- Todo por la Madre Patria - volvió a esconder la cara en la almohada.

Y el ordenador se encendió.

- ¿Te apetece ver algo?

***

Tras toda una tarde de ver vídeos y diversas cosas en Youtube y 4chan, me encontraba algo cansado y me tiré en la cama, al lado de Sath, el cuál parecía también algo cansado.

- Y bien, ¿qué quieres hacer ahora? - pero Sarreth no contestaba - Oye ¿estás bien? - seguía sin contestar. Yo, asustado, le di algunos toques con la mano y en uno de ellos él pareció reaccionar colocándose de lado, justo en frente mía - No me lo puedo creer...

Efectivamente, se había dormido, en mi cama. Iba a despertarle, pero algo me detuvo, Sarreth movió su brazo y lo colocó sobre mi cuerpo, como abrazándome, al tiempo que me tiraba hacia él, acercándome hasta tal punto que tenía sus labios a pocos centímetros de los míos, nuestras respiraciones se mezclaban, siguiendo ambas el mismo ritmo. Nunca me había fijado, tampoco es que alguna vez haya puesto interés en fijarme, pero Sath era bastante guapo, y dormido desprendía un aura muy dulce y agradable, como la de un niño, imposible de percibir cuando estaba despierto.

Aunque quizás sólo fuese porque aquel día él estaba demasiado alegre, y a mi las horas de sueño que me faltaban me habían pasado factura a lo largo de todo el día.

- SAAAUUUUUUUL - oí gritar a mi abuela, pero estaba demasiado absorto observando a aquel chico como para percatarme de que mi abuela se dirigía a la habitación, aunque parece que a Sarreth aquel alarido le despertó, pues abrió lentamente los ojos y se quedó unos segundos mirándome -.

- Q-qué.... QUÉ - pareció sorprendido a la vez que asustado, aunque si lo piensas bien, es normal, y empezó a revolverse muy bruscamente en la cama, tanto, que se cayó al suelo provocando el fuerte sonido de un golpe que parecía doler.

En ese instante entró mi abuela en la habitación.

- Saúl ¿qué queréis cen......ar? - se quedó mirando a mi amigo en el suelo, el cuál estaba más rojo que la sangre que usé ayer para mis sacrificios - ¿Hijo mío estás bien?

- Sí sí, gracias - se levantó, aún rojo, y se sacudió la ropa -.

- Tranquila abuela, yo preparo la cena.

                                    ***   

La cena fue tranquila, hablamos normal, como siempre, y eso me tranquilizó, me sentiría muy incómodo hablando de lo que había sucedido antes en mi cuarto. Pero claro, no podíamos hacer como si no hubiese ocurrido, así que cuando estábamos despidiéndonos en la puerta saqué el tema.

- Sobre lo de antes, en la cama...

- Me dormí y tú simplemente estabas ahí, es tu cama.

- Sí, algo así - preferí no decirle lo de que él fue quien me abrazó, por si acaso.

- ¿Lo has pasado bien? - tenía una expresión resultante de la mezcla entre seriedad y preocupación.

- Si, si, claro, ha sido una buena tarde.

- Menos mal. - suspiró - Mañana ¿a qué hora venimos?

- ¿Mañana?

- Sí, el pueblo...

- HOOOOOOOSTIAS, ES VERDAD - Sath sólto una risilla -. Pues sobre las 10 o así.

- Está bien, si he podido madrugar hoy, podré hacerlo mañana.

- Ten cuidado de camino a casa - la verdad es que no sabía qué hacer para despedirme, pero algo me impulsó a abrazarle, él me respondió de la misma forma -.

El caso está en que este último abrazo se notó distinto a todos los demás que me había dado Sarreth, se notaba más... cálido, como lleno de cariño. Y durante los segundos que duró ese abrazo, volvió a pasar, mi corazón empezó a latir con la misma rapidez con la que yo tardaba en hacer mi solomillo de las 4 de la mañana.

¿Se puede saber qué me ocurre?

- Bueno, tengo que irme, me esperan abajo.

- Adiós.

- Adiós.... Y, por cierto, me ha gustado dormir contigo.

BUM

Volví a mi cuarto, al ordenador, y el resto de la noche lo pasé jugando con Víctor y otra gente a Roblox mientras no paraba de pensar en aquella última frase y en ese abrazo.

Black Bow TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora