Aquel día en que te marchaste

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"El destino no está escrito en piedra"

—“Mi Reina, Caballeros, Ciudadanos de Camelot, nos hemos reunido aquí para consagrar el recuerdo de nuestro Rey ¡El Rey Arthur Pendragon! su pueblo siempre le será tan fiel como él nos demostró a nosotros, su vivo recuerdo nos guiará en la oscuridad, nos indicará el camino que debemos seguir, porque en toda su vida demostró gentileza, compasión, bondad, fortaleza, justicia, todas las cualidades que un verdadero rey debe tener…

Su mirada comenzó a empañarse, los rostros de su público se veían borrosos, en silencio todos escuchaban sus palabras con atención, debía continuar, no podía dejar que sus sentimientos lo controlaran, parpadeo algunas veces conteniéndose y prosiguió.

—… colocó su pueblo por delante de sí mismo, gobernó esta tierra buscando la igualdad para todos y la paz entre todos los reinos, jamás le importaron las riquezas, las armas o el poder, su único interés fue mantener Camelot a salvo, nuestro Rey no sólo fue un magnífico gobernante, fue un gran amigo, compasivo, leal, y cualquiera que haya tenido el honorable placer de conocerlo diría lo mismo, no alcanzan las palabras para agradecerle todo lo que hizo por su gente, no hay palabras para describir el amor que le tiene su pueblo, el amor que le tienen sus amigos…

Su voz se quebró, tuvo que pausar un momento y tragar ese maldito nudo que sentía en la garganta, ese nudo lleno de tantos sentimientos, necesitaba poder continuar.

—… no hay duda de que hasta su último momento defendió este reino, nos defendió, honró a todas sus creencias, nos honró a nosotros, fue un gran hombre, honorable hasta el último segundo de su vida, estamos seguros de que su sacrificio no fue en vano, gracias a él este reino es lo que es ahora, nuestro gran Rey, el mejor Rey que haya existido o existirá en esta tierra, ¡Arthur Pendragon, Rey de Camelot! tu historia permanecerá en la mente de las personas durante generaciones, por siempre te llevaremos en el alma.

Una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla, dolorosamente reflejaba toda su tristeza, toda su aflicción, terminó con el discurso, las personas aplaudían con vigor, agitaban sus banderas de celebración, rostros en lágrimas y llenos de esperanza, era el día de recordar a su Rey, Arthur hubiera querido que todos lo recordaran con gran alegría, sin embargo no podía evitar sentirse así, todos los años era lo mismo, como consejero Real él estaba encargado de dar el discurso, sabía que Gwen no podría hacerlo, todos los años recordaba ese fatídico día, todos los años hablaba frente a toda Camelot al borde del llanto, se sentía débil, impotente, culpable.

—Merlin, hiciste un gran trabajo allá, gracias— La Reina se acercó para tomar su hombro con gentileza. A los caballeros les gustaba dar un festín en ese día, una celebración en su memoria, como todos los años después de su discurso salía a algún balcón cercano como en esta ocasión o simplemente se retiraba, a veces sólo se quedaba con Guinevere, pues aunque ella estaba tan o más afligida que él no podía retirarse de la celebración.

—Estoy feliz de hacer lo que pueda— Se recargó en el barandal y volteó a verla con una ligera sonrisa.

—No, yo sé que es difícil para ti, yo debería hacerlo, ese deber recae en mis manos— Imitó a su compañero.

—No importa, si hay cualquier cosa que pueda hacer por ti lo haré.

— ¿Por qué, porque es lo que él haría?

—Claro que no… no podría dejarte con esto, eres mi amiga, la única que me queda, yo lo seguiré haciendo, ya tienes suficiente con hacerte cargo del reino sola.

—No estoy sola, tengo a mi fiel consejero que me ayuda.

— ¿Enserio es tan sabio ese consejero? — Sonrió orgulloso

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2017 ⏰

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