EPÍLOGO

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"LAS ACCIONES TE TRANSFORMAN"



Argentina – Buenos Aires. 09: 00 PM


Lejos de todo lo conocido, esa había sido mi decisión desde que me alejé de aquel pasado tan traumático, de aquellos recuerdos que me torturan de vez en cuando, y no puedo decir, que esa clase de vivencias las superaré yendo a varias citas con el psicólogo. No. Simplemente hay cosas con las cuales cada quién debe aprender a vivir... aunque duelan hasta los huesos.


No sé por qué razón, había estado teniendo cierto acercamiento a la iglesia, no era como de ir a una misa cada semana, pero... observaba en el anonimato, desde lejos, no entendía por qué sentía alguna clase de atracción, como si algo o alguien me llamase, aunque no me permitía confiar en ese instinto, ya que antes lo vi fallar y llevarme directo al infierno.


Si debo hablar de mí, actualmente estoy viviendo en un pequeño apartamento. Habían transcurrido cinco años desde que escapé de aquel manicomio, y todavía se hallaban los trastornos asesinos, de vez en cuando, sentía el impulso de matar, y me tocaba escapar rápidamente y encerrarme hasta entrar en sí. ¿Quién quiere a una lunática y asesina cerca?


Mis padres creían que había muerto en algún lugar luego de escapar, era doloroso no poder mostrarme y decirles que estaba bien, sin embargo, lo mejor era que ellos creyeran eso, no deseaba que vieran en lo que me habían transformado. Era prácticamente una "nómada". Vivía de bajo perfil, como las ratas. Vagando en medio de la oscuridad, viendo a las personas ir y venir en su rutina diaria, no sabría decir si los envidiaba, pero la cercanía humana es lo que más necesitaba en estos momentos.


Nunca más supe que fue de la vida de Chris. Sí murió, sí vivió, sí es un vagabundo, sí es un empresario, sí me recuerda, sí se olvidó de mí, sí me odia, sí se pregunta por mí. Mi viejo amigo... ¿Cuáles serán tus pensamientos acerca de mí? ¿Qué imagen repulsiva te habrá quedado grabada en la piel acerca de esta lejana conocida? Desearía saberlo...


Siempre he creído en el disfrute de la soledad, pero... en estos momentos, me asfixian mis propios pensamientos. La soledad puede resultar deleitosa, para sanar, para alguien que quiere escapar, para aquel que desea proteger a otros... muchas de esas condiciones yo las cumplo, y en cierto punto lo disfruto, a pesar de ello, mi humanidad late para pedirme auxilio, para sentir un calor íntimo, uno que vaya más allá de una noche fugaz con otra persona.


"Pero eso sería peligroso..."


<< ¡Bendito Corazón! ¡Déjame hacer algo bien por una vez en mi vida! ¡Déjame escuchar a la mente y a la razón por una vez! >>


Y henos aquí, escondida en una de las tablas de madera que cuelgan del techo de la catedral de una iglesia católica en Argentina, escuchando vagamente las palabras dichas por el papa. Intentando descifrar por qué este lugar produce cierta sensación de ansiedad, como si estuviera cerca de una pista, de descubrir algo importante.

Perdidos en un RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora