Prólogo

41 2 17
                                    

¿No les ha pasado que no tienen nada interesante que hacer?

Se queda uno quedito mirando un punto fijo en la nada, pensando en nada, donde sientes un vacío extraño y que solo quieres quedarte ahí, inmóvil.

Pues esa es mi vida, todos los días.

Estoy en el último año del instituto y no me interesa en lo absoluto mi futuro.

¿Adolescente rebelde?

En lo absoluto, solo que siento que no tengo nada mejor que hacer además de dormir y comer.

Los leo mañana, se despide byper.


Un joven de treinta años camina por los oscuros callejones, no muy seguros de si mismo.

Las calles están desoladas de personas decentes, solo se encuentran borrachos caminando con dificultad y un par de perros escarbando en la basura de un restaurante italiano.

El joven gira por una esquina y se acomoda la chaqueta en un intento de sentirse seguro.

Grave error.

Al voltear este se arrepiente inmediatamente, frente a el un hombre de aproximadamente sesenta años es golpeado por tres hombres encapuchados los cuales no tienen piedad, los gritos de dolor acompañado de las risas de los abusadores crean un escenario escalofriante.

El joven trata de devolverse en lentamente en silencio, caminando hacia atrás, pero por accidente patea una botella de cerveza dejada en la acera, la cual llama la atención de los delicuentes.

-¿Quién eres? -pregunta uno de ellos con un tono de enojo.

El joven reacciona de inmediato y emprende la huida con intención de entrar al local mas cercano, los maleantes no tardan en seguirlo entrando a un establecimiento viejo rodeado de mujeres vestidas de una manera comprometedora, los maleantes se olvidan por completo del joven en cuanto un par de mujeres se acercan a ellos, sin embargo el joven no se percata y sigue corriendo sin cuidado de empujar a quien se cruze en su camino.

Da una mirada hacia atrás y beja la velocidad hasta que se queda inmóvil, hiperventilando y con el corazón latiéndole rápidamente, se sienta en el suelo para descanzar, mientras, observa a su alrededor encontrándose con una vista para nada agradable.

Mujeres de todas las edades, desde los ocho hasta los cincuenta caminan con ropa que deja poco a la imaginación, dando vueltas por todo el establecimiento para encontrar alguna forma de ganar su sustento.

-¡Oye! ¿Vas a comprar una o solo estas aquí para disfrutar de la vista?

Un hombre fornido, vestido con un traje negro se acerca al joven con un aire intimidante.

-Amm... yo... me perdí, soy nuevo en la ciudad y...

No termina la oración ya que se escucha como se rompe una botella y gritos llenos de espanto del piso de arriba.

-Vete niñato, a menos que compres algo en este lugar no puedes quedarte como si estuvieras en un resort, espero no tener que repetírtelo.

El señor se levanta y deja al joven aterrado en el suelo.

«¿Dónde rayos me metí?»

Un peculiar aroma empieza a llenar el establecimiento haciendo que el joven empezara a marearse, sin entender adonde se dirige, se levanta con dificultad hacia donde supone cree que es la salida, no se sabe cuento tiempo llego a pasar en el recorrido pero cuando este recobra la conciencia, el local está más vacío que antes.

El Dilema de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora