ABRE LOS OJOS.

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Ahora se que no mereces cada una de las lágrimas que te regalé y créeme que no fueron pocas.

Fui tan imbécil por no abrir los ojos durante aquellos meses. Tal vez, es momento de aceptar que nunca te importé, que nunca supiste como quedarte porque realmente siempre quisiste irte.

Y ojalá te hubieras ido antes, y no cuando estaba completamente destrozada. Me robaste la sonrisa, el tiempo y media vida.

Me consumiste de tal manera que ni siquiera tenía fuerzas para discutir contigo. Simplemente aceptaba todo lo que hacías, sin pensar que no era normal aquello, si en algún momento me habías querido.

Ojalá te hubieses ido justo en el momento en que te diste cuenta que te importaba una mierda, justo antes de mostrármelo a mi y hacerme sentir como tal.

Para qué te quedas para romper aquello que ya estaba hecho pedazos. Nunca te pedí que te quedases, nunca te pedí absolutamente nada, sólo sinceridad y ni eso fuiste capaz de cumplir.

No sabes el dolor que provocaba tener la sensación que molestaba cada vez que te necesitaba.

No sabes lo que destroza querer por los dos y tener que inventarme una escusa cada vez que metías la pata.

Ver como siempre que te necesitaba nunca estabas, nunca.

Ser opción para quien eres todas sus prioridades. Ser segundo plato de alguien que te dejaba sin hambre.

No sabes el daño que hiciste, no tienes ni la mínima idea de lo vacía que llegué a estar cuando estaba cerca de ti.

Nunca, nunca he estado tan sola como cuando estaba contigo y es triste, y fue mi culpa por permitir eso. Por dejar que estuvieras destrozándome día a día sin hacer nada por evitarlo.

Fue mi culpa por querer compartir veranos, con quien no se quedaría a pasar los inviernos.

Fue mi culpa por querer entregarle todo a alguien que sólo me quiso cuando aún no le quería.

Pero, es que estás tan ciega cuando estás enamorada, eres tan imbécil cuando estás enamorada.

Tal vez deba aceptar que sólo fui una más de tu colección de corazones rotos y tú tal vez fuiste sólo una excusa para saber que caí como nunca pero me levanté con más fuerza.

Fuiste un pasado para saber que en mi vida nunca dejaré que en mi vida, nunca, esté en manos de alguien que no sea yo.

Y fue mi culpa, porque si me quisiera un poco más, te hubiese querido un poco menos. Me hiciste daño, pero no me mataste, me hiciste más fuerte. Así que gracias y ojalá no vuelvas nunca.

Abre los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora