Capítulo dos

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                     NaruSaku_StevTasha



En la mansión Fritzenwalden, Florencia se encontraba limpiando la cocina con un plumero en sus manos. Mientras su mente viajaba en un mar de recuerdos, no podía creer lo que estaba viviendo desde hace meses. La bruja junto con su madre se habían instalado nuevamente en la mansión y habían comenzado hacer de las suyas, lo primero que había hecho había sido mandar a los niños a pupilo. No supo que hacer ni como impedirlo, Delfina era la legítima esposa de Federico aunque no llegaron casarse por la Iglesia ellos estaban casados por Civil y al no estar él, toda la tutoría recaía en ella tanto cómo el patrimonio de todos.

Había prometido hacer todo lo que Delfina le pidiera aunque eso fuese humillarse hasta perder lo último de dignidad que tenía con tal de que no la sacará a patadas de la casa y le permitiera saber de los niños. Ya nada le importaba, hace meses había perdido las ganas de vivir, pero los niños no tenían la culpa de nada. Ellos habían quedado desamparados y la única que podía protegerlos era ella. Se lo había jurado a su Frezeer que lo haría hasta su último aliento y no estaba dispuesta a fallarle por nada del mundo. Sus chiquis eran los únicos que le daban motivos para seguir luchando

Dejó el plumero sobre la mesada y se llevó las manos a su rostro suspirando de frustración. Se preguntaba donde podían estar Franco y Nicolás en aquellos momentos, suponía que en las suyas, últimamente Franco se encontraba constantemente enfrentándose con Delfina y había veces que tenía que intervenir al notar las ganas del rubio que tenía de ahorcarla. Al igual que Nico, pero ella sabía de lo que la bruja podía ser capaz sí uno de los dos la seguían desafiando. Por lo tanto trataba a toda costa evitar que se enfrentarán

- No doy más, lo necesito tanto. Sí usted estuviera acá. Esto no estaría pasando.- Dijo mientras los ojos se le cristalizaron de inmediato.- Me siento perdida, ya no sé que hacer

- Floricienta.- Dijo Greta tras ella.

- ¡Hay Greta me espantaste!.- Se quejó llevándose una mano al pecho

- Lo siento, no querer a sustar a Floricienta pero es que Delfina esta llamándola.- Dijo la mujer, Florencia soltó una maldición por lo bajo y dijo

- ¿Y que quiere esa bruja ahora?

- No me dija, sólo me ordenó que le dijera que vaya.

- Esta bien Greti, gracias igual.- Dijo marchándose

- Pobre Floricienta después de lo que pasa con Don Federica, estar así de apagada y no ha vuelto ha ser la misma.- Dijo Greta viendo a Flor desaparecer de la cocina y volviendo a lo suyo
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Florencia entró a la sala y vio a Delfina acompañada de un hombre, se acercó y con las pocas ganas que pudo reunir pregunto.

- ¿Señora Delfina usted me llamó?.

La morena dejó de reír con el hombre que estaba sentado en la sala y se volteó mirando a Florencia.- Por fin hasta que viniste, cuando se te llama. Venís de inmediato.

- Perdón la señorita ¿Quién es?.- Pregunto él hombre en la sala, Florencia rodo los ojos y dijo

- Lamentó informarle que no soy un robot, ahora ¿Dígame que necesita?

- Perdón Máximo, ella es nadie sólo la mucama de la casa y una desubicada.- Dijo Delfina sonriendo falsamente.- Así que tenes cuidado cómo me hablas, no te hagas la graciosa y anda a buscar un champagne y dos copas. Pero rápido

En ausencia de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora