•Capíтυlo 1•

13 0 0
                                    


Miré por la ventana para asegurarme de que era Kat quien tocaba la puerta. Al corrobar que así era, abrí.

—¡Ada!—exclamó— he traído la pizza.

Sacudió de lado a lado la caja de pizza que tenía entre sus manos.

Sonreí.

—Perfecto, pasa.

Fuimos a mi habitación para comer la pizza y ver un par de peliculas.

Kat era mi mejor amiga desde que tengo memoria, prácticamente desde pequeñas que hemos compartido momentos juntas.

Esa tarde mis padres habían salido, lo que quería decir que teníamos la casa para nosotras solas.

—Así que...¿qué me dices de la fiesta que te conté?—preguntó Kat.

Trague saliva.

—¿La del club campestre?, opino que es bueno que vayas y te despejes un poco—respondí dando un mordisco a la pizza que sostenía en la mano.

Kat rodó los ojos.

—No, sabes que no me refiero a eso. Quiero que vengas conmigo Ada. Vamos, a ti te encantan las fiestas.

Y sí que tenía razón. Las fiestas me encantaban, y al tratarse de un club campestre sabía que podría ser el doble de emocionante. Es decir, piscinas rodeadas de naturaleza, simplemente algo perfecto. El único inconveniente que tenía con ir a esa fiesta era que mis padres me habían dejado prohibido salir en su ausencia. Habían ido a visitar a los abuelos por todo el fin de semana, y yo sabía que si ellos no estaban, yo no debía salir.

Abrí la boca para responder, pero Kat me interrumpió:

—No me salgas con esa locura de que tus padres no están. Ada, por Dios, ya te has escapado de casa. Además, ni que fueras una niña pequeña, eh.

—Lo sé, pero...

—¿Qué clase de pretexto tienes? Lo repito: ya te has escapado de casa.

Tomé aire, ella tenía razón. Tal vez simplemente no quería romper las reglas de nuevo, lo cual sonaba estúpido. Pero sí que quería ir a la fiesta.

Suspiré.

—Supongo que tienes razón. Iré— dije sin más rodeos.

Kat se puso a aplaudir de emoción.

—Bien, mañana vengo para prepararnos juntas, ¿sí?— dijo entusiasmada.

Reí.

—De acuerdo Kat.

                                    •••

Alrededor de las ocho Kat recibió una llamada y se marchó. Era de su novio, Ethan.
Kat llevaba saliendo con él un año, y yo de verdad admiraba su relación. Con dieciocho años, yo jamás había tenido una relación. Tenía muchos amigos, llevaba una vida social estable, pero una relación jamás la había tenido. Y la verdad, era el mero hecho de que simplemente nunca había sido correspondida. Kat siempre me decía que tenía que buscar y no esperar a que llegara...pero en eso sé que se equivoca. El amor llega, no se busca. Nunca se busca.

Cuando Kat se fue, ordené un poco mi habitación, me entretuve el tiempo suficiente para mantenerme ocupada, puesto que no tenía nada qué hacer.

Abrí mi armario y recordé que no tenía un buen traje de baño para la fiesta en el club campestre. Tratándose de piscinas, iba a necesitar uno bueno.
Tomé las llaves de mi Mustang rojo y conduje hacia el centro comercial.

•Te esperaba a ti•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora