Capítulo 6

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"Lo veo en tu cara, un pequeño rastro, una pizarra, hemos sido borradosPero si estamos demasiado descoloridos para conducir, puedes quedarte una noche más"

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"Lo veo en tu cara, un pequeño rastro, una pizarra, hemos sido borrados
Pero si estamos demasiado descoloridos para conducir, puedes quedarte una noche más"

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Valentina

Quince...
Quince días desde que deje de ir a la escuela y salí de vacaciones. No habían pasado cosas relevantes, pero de alguna forma su nombre retumbaba en mi cabeza. Asistiría a mi convivió de fin de curso, lo vería de nuevo. Y confesaré que una sensación extraña me estaba invadiendo el estómago. Culpé el platillo que había comido un día antes.
Ahora me encontraba en el inicio de la fila para ingresar a la institución. Mis amigas y yo platicábamos de los días que tuvimos libres, hasta que un silencio se hizo presente.

— ¡Valentina! ¿Ya viste quien paso ahí? —Gritaban mis compañeros y amigos histéricos. 

— Si. Ya lo vi. 

—Es  emocionante verdad, Valentina. —Dijeron en burla Melissa y Sara. 

—Quizás, tal vez, a lo mejor. — Respondí de vuelta.

Paso casi una hora, toda la escuela estaba esperando afuera y cuando por fin se dignaron a dejarnos pasar corrí despavorida a sala de maestros. Víctor estaba leyendo un libro de portada verde...

Me resigné a verlo más tarde por lo que el resto del tiempo me puse a dar vueltas en el patio hasta que en nuestra séptima u octava vuelta lo vi salir. Fui tras él y fingí ver el cuadro de honor.

—¡Buenas Tardes profesor! —hable fuerte y rápido, él me miró un poco extrañado.

 —Buenas tardes. —Dijo sin más.

Suspiré frustrada. Sabía que él no había salido de vacaciones aun, ya que los alumnos de bajas notas tenían que venir a clases normales durante estos últimos quince días. Mis amigas me obligaron a caminar en otra dirección para que no lo siguiera como era mi costumbre. La jefa de grupo o bien vocal del salón, nos habló para detenernos y avisarnos que comeríamos en el patio, mis amigas y yo nos dirigimos hacia halla con desesperación.

— Viva ¡Hasta que nos alimentan! —Me quejaba terminando mi rebanada de pizza, comeríamos en el patio ya que no nos permitirían subir a los salones debido a que prepararían la escuela para el examen de admisión, así que solo me senté en una banca, cuando de nueva cuenta lo vi salir. Estaba en el marco de la puerta de sala de maestros con su teléfono en mano. Parecía que se quedaría ahí por un rato. 

—Tengo ganas de ir y decirle "¿Maestro me extraño? yo sé que no pero tenía que preguntar". —Dije sin más a mis amigas y al resto del grupo.

 — ¡Pues ve! ¡Dile! ¡Esta solo! ¡Corre! —Eran las múltiples exclamaciones que escuchaba. Al final accedí y asentí nerviosa. Con ayuda de mis amigas me acerque. Que desde el momento en que saludé ellas habían desaparecido de mi lado.

Querido Profesor. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora