O3

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Percy observó a Jason como si le hubiera crecido un brazo en la frente.

—¿Yo? ¿Como se supone que hice eso? Yo solo puedo controlar el agua, no la tierra.

Jason se aguantó las ganas de meterle una cachetada a Percy.

Reacciona estúpido, pensó Jason.

—Percy, ¿te acuerdas de la maldición que acecha al campamento hace semanas? Pues esa maldición está surgiendo efecto en tí.

El ojiverde mantuvo su cara de confusión, y luego la cambió por una de horror.

—¿¡ME ENAMORÉ DE UNA HIJA DE DEMETER?!

Esta vez Jason no contuvo la cachetada.

La mano del rubio impactó sin mucha fuerza en la mejilla del pelinegro, lo cual atrajo la atención de las personas presentes, pero los dos chicos no se dieron cuenta de ello. Percy estaba ocupado sobándose la mejilla y Jason estaba al borde de un colapso, a veces el rubio no soportaba la idiotez de su bro en ciertos momentos.

—REACCIONA ESTÚPIDO ¿QUIÉN MÁS CONTROLA LA TIERRA APARTE DE LOS HIJOS DE DEMETER? ¿A QUIÉN CONOCES QUE SABE ABRIR HUECOS EN LA TIERRA?—ahora Jason estaba montando un numerito.

Percy permaneció un momento mirando a la nada, ¿quién hace huecos en la tierra?

Observó la forma del hueco, no era un hueco, era más parecido a una franja gruesa.

Ahora que lo pensaba, la franja se parecía mucho a la que Nico hizo en el comedor hace años...

Un momento... Nico.

Su boca se abrió ligeramente al igual que sus ojos, en señal de sorpresa.

—Nico...—susurró Percy, sorprendido.

Jason relajó sus facciones, al fin había entendido.

—Un momento, bro, a mí no me gusta Nico, sólo me agrada mucho, es mi amigo.

Jason volvió a tener indicios de un colapso mental.

El rubio tomó una respiración profunda, cerró los ojos durante unos segundos, y luego habló.

—Entonces Percy, si Nico no te gusta, ¿por qué tienes sus poderes?

Percy meditó unos segundos antes de responder.

—A lo mejor la maldición se equivocó—dijo un poco indeciso.

—Las maldiciones no se "equivocan"—Jason hizo comillas con sus dedos—Tú eres el que está equivocado.

—Bro, te lo digo, no me gusta Nico.

Jason suspiró, en señal de derrota.

—Te recomiendo que lo medites—sugirió Jason, dándole una mirada severa a Percy.

La maldición del físico ajeno ; percicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora