O N C E

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El martes fue una gran locura.

Habían tantas cosas que tenía que hacer ese día. Y peor aún, tenía que soportar insultos en los pasillos cada vez que salía de clases por aproximadamente 7 u 8 horas.

—Tranquilízate.— me susurró Jimin en la clase de geografía.

Oh, él no tenía ni idea.

—Estoy tranquilo.— aseguré.

Él alzó una ceja.

—¿Estás seguro? Mueves la pierna frenéticamente y miras hacia el reloj cada 5 minutos.

Suspiré.

—Simplemente tengo que ir por unas cosas justo cuando termine la clase.

Él asintió un poco inseguro antes de dirigir de nuevo su mirada hacia el pizarrón.

El día se había vuelto un caos. Las personas me decían que irían ahora a la fiesta simplemente porque era para Jimin, no para mí. Y bueno, con que fueran era suficiente.

Me senté en una banca del parque para confirmar los pedidos para mañana, cuando vi a dos chicos sentarse en la misma banca, pero eran muy diferentes a lo que yo me imaginé.

—¿Estás seguro de que volverás en dos meses?— uno de ellos le preguntó al otro.

—Te lo prometo, mi amor.— me congelé en mi lugar y dejé de presionar las teclas. —Pasaremos estos últimos momentos juntos.

Podría decir que fue un momento bastante incómodo en mi vida. Pero por primera vez sentí tristeza conmigo mismo, y me sentí muy, muy mal.

Uno de esos chicos me recordaba a Jungkook. Y me di cuenta de que él no merecía un trato tan malo como el que yo le daba a cada rato.

Sí, admito que él también me hacía cosas a mí, pero fui yo el que empezó esta "rivalidad", por lo que tenía que ser yo el que le pusiera fin también.

Puede ser que la mente a veces hace raras pasadas, pero me imaginé en la situación con Jungkook, y sentí cómo me estremecía.

—¿Necesitas a alguien?— la voz de Jimin me tranquilizó.

—Voy para allá.

(**)

Era una estupidez llorar, pero era un alivio poder hacerlo.

—Te juro que no me daba cuenta del daño que le hacía. —sollocé. —Yo soy un niño malcriado simplemente.

Jimin acariciaba mi espalda.

—Él no merecía el trato que yo a diario le daba.— sequé las lágrimas que recorrían mis mejillas enrojecidas.

—Está bien, TaeTae. Llora, desahogate. Estoy aquí.

(**)

—¿Es tanto pedir que me deje en paz?— Yoongi y Jennie se miraron entre sí.

El azabache no paraba de maldecir entre lágrimas todo lo que Kim Taehyung causaba en él.

—Desde que nos conocimos he pasado un infierno cada vez que él se me acerca. No puedo pensar con claridad y él simplemente se la pasa riendo de los maltratos que causa en mi interior.— Jennie se hincó delante de él.

—¿Y qué es lo peor?— insistió tratando de que volviera a repetir las palabras que hace unos minutos había dejado escapar con timidez.

—Lo peor es que no puedo odiarlo ni un solo minuto más.

(**)

Jimin le había propuesto a su amigo quedarse en su cuarto a ver unos programas animados que pasarían en la tele por toda la noche, hasta que se quedara dormido.
Y la verdad es que se sentía muy mal por su caso.

Jimin sabía perfectamente todo lo que Taehyung había tenido que pasar en su infancia, y todas las marcas que habían dejado en él física y psicológicamente.

Cuando el pelirrojo fue víctima del sueño y descansaba su cabeza en el regazo de Jimin, éste pasó sus dedos por las marcas que Taehyung tenía cerca de la espalda.

No eran marcas de chicas. Eran marcas de golpes y maltrato que había tenido que pasar, y lo peor era que eran cicatrices.

Él conocía a Taehyung como la palma de su mano. Sabía que todo el trauma tarde o temprano lo tenía que desquitar con alguien, y por alguna razón su mente había escogido a Jungkook.

Aún no sabía por qué. Aún no sabía ni siquiera cómo eran las cosas entre él y el azabache en esos momentos, pero sabía que Taehyung era una persona cerrada en sentimientos, y que fingía que no tenía corazón para que no fuera lastimado otra vez.

Taehyung fingía no creer en el amor por una decepción que había tenido que sufrir, lo que lo llevó a ser frío y fingir que las mujeres eran unas muñecas de simple 'folle' para él.

Pero no era así. Taehyung creía en el amor más de lo que Jimin siquiera podría creer en toda su vida. Pero la diferencia era que Taehyung estaba roto, y tenía que haber alguien que le colocara las piezas de nuevo en su lugar.

Esa noche no entró nadie a la habitación más que la amigable luna que alumbró a los dos chicos que dormían en el sofá de la habitación después de haber llorado juntos casi toda la noche.

(**)

El sol alumbró mi rostro y mis ojos se abrieron de golpe.

Este no era mi cuarto.

El reloj de la pared me indicó que iba 20 minutos tarde a mi primera clase, y aún tenía que preparar el salón para la fiesta.

Era por fin miércoles.

¿Qué sorpresas me esperaban para todo este día?











fELIZ AÑO NUEVO PRECIOSAS/OS, ESPERO QUE SU AÑO COMIENCE ESPLÉNDIDO Y SEAN MUY MUY FELICES. LOS AMOMO 💞💞

 Habitación 201 ✧ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora