D I E C I N U E V E

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Podía decirse que las cosas habían mejorado a partir de esa noche. Yoongi le hablaba como a los demás, y ya no como si lo quisiera matar cada vez que lo mirara.

Miró nuevamente hacia los libros y se dio por vencido.

—No puedo.— suspiró frustrado.

—Claro que sí puedes. Sólo pon atención.— Tae rodó los ojos cansado.

—No, no puedo. Jamás voy a tener buenas calificaciones, y jamás voy a ser tan brillante como mis papás quieren que sea.— Jungkook lo observó triste, y Taehyung se levantó del sofá, para luego aventarse a su cama.

—Tae.— el mencionado sentía las lágrimas en sus ojos y trató con todas sus fuerzas el retenerlas.

—No, Kook. No intentes hacerme sentir mejor.— el nudo en su garganta se hacía cada vez más grande.

—Tienes que escucharme.— el mayor sintió como el azabache se sentaba a su lado. —Tener dislexia es algo que sufren muchas personas. No puedes simplemente rendirte porque no puedes entender algunos temas.— suspiró. —Escucha, yo no soy un maestro y no sé cómo enseñarte, pero quiero que sepas que lo estoy tratando.

El pelirrojo hundió su cabeza en la almohada.

—Eso no te va a impedir salir adelante. Jimin, Yoongi, tu familia y yo vamos a apoyarte y a ayudarte para que puedas superarte.— dijo acostándose a su lado. —Confía en nosotros, ¿está bien?

Taehyung asintió y se hundió en los brazos de Jungkook.

Desde que era pequeño, siempre había sabido que era diferente. No entendía la diferencia entre izquierdo y derecho, le costaba mucho entender los temas en la escuela, y su madre siempre le regañaba pensando que era porque no quería poner atención.

Cuando cumplió 13 años le diagnosticaron con dislexia. Es una dificultad de lenguaje y aprendizaje. Siempre que pasaba al frente a leer algo, se trababa y se sentía un completo estúpido.

Crecía creyendo que jamás iba a poder ser como los demás. Y cuando conoció a Yoongi y a Jungkook, ver a éste leer con facilidad, aprender con facilidad, ser mejor con facilidad; se le hacía tan molesto. Decidió que tenía que encontrar una debilidad en él, porque el chico parecía perfecto. Y después de unas semanas de buscar, la encontró.

Comenzó a molestar a Jungkook después de un tiempo de conocerlo, y él no quedándose atrás, conoció su problema y comenzó a molestarlo también.

Siempre había sido algo duro para él ver que Jungkook era brillante en la escuela, y que él apestaba en ésta. Y cuando pasó la noche en la que se acostó con Jimin, se dio cuenta de que Jungkook siempre iba a ser mejor que él.

Siempre estuvo celoso de él. Veía que tenía una vida perfecta, y luego veía la suya y era un completo desastre. Quería que Jungkook sintiera lo que él sentía día a día.

Siempre había sufrido maltrato de pequeño por este problema. Los niños lo molestaban y golpeaban, llamándole por apodos e insultándole, aprovechándose de su problema. Quería que alguien comprendiera lo que él sentía también.

Jamás se paró a preguntarse si estaba haciendo lo correcto. Siempre había sido odio, y jamás había comprendido que los celos no se liberan así.

—Kook.— lo miró —Gracias.

Él sonrió, y Taehyung pegó sus labios a los contrarios, tratando de buscar refugio allí. Se había dado cuenta de que él era su refugio.

Siempre había pensado que tenía que destruirlo para sentirse mejor, pero qué tonto era, porque ahora se daba cuenta que quería destruir a la única persona que le podía hacer sonreír de verdad.

Sentió los dedos del azabache en sus mejillas, no se había dado cuenta cuándo había comenzado a llorar.

—Aquí estoy para ti, ¿de acuerdo?— Taehyung asintió y Jungkook le sonrió.

—Lo mismo digo.— dijo devolviéndole la sonrisa, para luego fundirse en un beso lleno de cariño. Y ahí se dio cuenta de que quería a Jeon Jungkook.

(**)

Jungkook le había ayudado a hablar con los profesores y a pedir ayuda. Jamás había querido hacer eso, ya que no quería que todos lo trataran diferente. Pero jamás sería como una persona normal en el aprendizaje si no solicitaba ayuda.

—Claro que sí, Taehyung.— sonrió la profesora de matemáticas. —Solo que tendré que pedirte que vengas a clases particulares cuando acabe el periodo.

El pelirrojo miró a Jungkook unos segundos y asintió.

—Sí, muchas gracias.— ella sonrió, y luego de unos segundos la campana sonó.

—Me tengo que ir a clases. Nos vemos después.— el azabache besó la mejilla de su novio y se retiró.

—¿Empezamos?— Taehyung asentió, por primera vez con esperanzas de que iba a poder aprender como siempre había querido hacerlo.

(**)

—No huyas, maldito cobarde.— podía sentir que corrían más rápido y su corazón seguía latiendo fuertemente.

—Te atraparemos. Huir sólo aumentará el dolor que te haremos sentir, tonto.— un chico lo atrapó, ocasionando que cayera al suelo.

—Aquí está.— comenzaron a patearlo fuertemente en la espalda y estómago.

Sentía sus lágrimas en los ojos como si fueran de fuego. El dolor estaba comenzando a ser insoportable.

Uno de ellos le jaló de la camisa y sonrió al verlo destrozado.

—El bebé está llorando.

Los demás rieron cuando éste lo golpeó demasiado fuerte de nuevo en el estómago.

—Eres un estúpido.

Trató de defenderse para que lo dejaran, pero ellos eran cinco y eran muchísimo más fuertes que él.

Lo último que recuerda es cómo lo metieron a un bote de basura, y cómo se fueron riendo a carcajadas orgullosos de sus resultados.

Tan solo era un estúpido.

aaaa, sólo un capítulo más y el epílogo y este fanfic llega a su fin uu

por si no entendieron, lo último es un recuerdo de Taehyung

 Habitación 201 ✧ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora