Tortilla de patata

27 0 0
                                    

El curioso grupo que se había formado se dirigió nuevamente hacia el lugar del dragón. Comenzaron muy valientes pero conforme se iban acercando nadie se atrevía a dar los primeros pasos. Cahir se situó a la cabeza de la comitiva portando su vara como escudo. Los soltados mantenían sus lanzas apuntando al dragón pero nadie sabía qué hacer con él.

-Ya verás, nos va a comer a todos en cuanto nos acerquemos, un placer haberos conocido-dijo Ric dándose la vuelta para salir huyendo. Isabela que odiaba a los cobardes, le agarró del cuello de la camisa y le arrastró a su lado hasta que se pararon a una distancia prudencial.

-No seas gallina si seguro que es adorab...-el gran rugido del dragón impidió a la princesa terminar la frase-. Bueno Ric, ¿cuál era tu plan de escape?

-No no no, ahora no intentes escapar tú, serás hipócrita-le dijo él cortándole el camino. Christine se adelantó unos metros con el brazo en alto para buscar la sombra de sus ojos. Las escamas del dragón eran tan brillantes que reflejaban los rayos del sol e incomodaba a la vista. El dragón volvió a rugir pero esta vez más calmadamente. 

-¿No lo escucháis?-pregunto Christine girándose hacia sus compañeros-. Está sufriendo, no quiere hacer daño a nadie. 

-Madre mía está loca-dijo Isabela viendo como su prima se acercaba más y más al majestuoso dragón-. Pero quien se cree que es, ¿Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas, Madre de Dragones*?

-Pero que mierdas dices...-se preguntaba Ric rascándose la cabeza. Pobre Ric, todavía no había aprendido que cuestionar a Isabela era sinónimo de golpes-. ¡Auch! ¡Pero qué te pasa! ¡¿Por qué me pegas?!

Y ahí iba el golpe, debería dejar el trabajo de narrador para montarme el chiringuito de adivinación, seguro que sería mucho más productivo. 

-Narrador o narradora, tengo el presentimiento de que eres una narradora...¡Deja de interrumpir en la historia!-gritó la princesa. Maldita Isabela, encima que le estoy dando una vida para que se divierta.

-¡Nunca! ¡Mataré a todos los personajes y dominaré el mundo junto a Winki!

Mejor me callo, la mirada de Isabela ha sido demasiado amenazante como para seguir arriesgándome. Volvamos al tema que nos concierne. Christine seguía avanzando hacia el dragón que estaba encerrado en la barrera con forma de semicircunferencia que Cahir había creado.

-Buscador, haz algo que se va a chocar-dijo Isabela dando un paso para parar a su prima, pero Cahir alargó el brazo y la detuvo.

-Espera, necesito ver algo-dijo concentrando mirando a la cabellera rubia de Christine ondear al viento mientas avanzaba. Y como si el trabajo de Cahir hubiera sido en vano, la princesa de Luminia atravesó la semicircunferencia sin ningún problema-. Era de esperar.

-¡¿Era de esperar?!-exclamó Isabela con la mandíbula desencajada. 

-Sigues sin creer en la magia pero si me hicieras caso...-comenzó Cahir sin poder terminar. En esta historia los personajes no se tenían respeto alguno por lo que su frustración por lo terminar las frases era cada vez más grande.

-¿Y yo puedo hacerlo?-preguntó Isabela con un brillo en los ojos.

-Si me escuchar...

-Cuéntame, cuéntame, ¿puedo usar esa vara tan interesante que llevas?

Cahir suspiró resignándose a ser escuchado por esa niña algún día y decidió seguir observando a Christine. El dragón no se inmutó ante la princesa, incluso inclinó la cabeza a su lado y fijó la mirada en ella. 

-¿Va a tocarle?-murmuró Isabela casi sin pestañear al igual que el resto del equipo. Cahir le mando callar con el dedo sobre sus labios y con la vista fija en la acción que estaba ocurriendo. Christine alzó la mano y acarició al dragón cerca de la boca mientras este se mantenía quieto. Isabela ahogó un grito y llevó su mano a la boca para empezar a morderse las uñas nerviosamente viendo como su prima se acercaba a la pata del dragón para empezar a escalar por ella hasta situarse en el lomo.

Dulces princesas y otras criaturas mágicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora