Cuando la policía lo interrogó, Pedro se mantuvo todo el tiempo tranquilo. Ninguna sospecha recayó sobre él, y la investigación de la repentina desaparición de Gonzalo se desvió en otra dirección, no obteniendo resultados. Pedro se enorgulleció de haber mantenido la sangre fría; había matado a Gonzalo, despedazado, y enterrado sus restos en la profundidad de un bosque remoto, de difícil acceso. Ahora tenía el camino libre para conquistar a Anabel, la esposa de Gonzalo, su viuda ya. Haciendo el papel de amigo acongojado, había conseguido que Anabel se echara a llorar en sus brazos, mientras la visitaba durante una noche de tormenta. De pronto tocaron a la puerta, y Anabel corrió hacia ella; aún esperaba noticias de su marido.Observó por la mirilla y volteó hacia Pedro. - ¡Está aquí! - exclamó llena de alegría Anabel -. ¡Gonzalo está aquí! - y abrió la puerta…
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╳ historias de terror ╳
AcakHistorias de terror contadas en tan solo dos frases que realmente te asustarán.