Capítulo 6

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Percy llevaba un rato esperando a Reyna. En medio de su aburrimiento había movido una de las sillas de los pretores hacia su lado para poder sentarse cómodamente mientras dejaba su mirada pasear por los antiguos mapas de roma y uno que otro del campamento Júpiter.

Es en eso que Reyna entra en la habitación con la furia pintada en el rostro y su capa ondeando tras ella. A su lado, sus dos perros metálicos la seguían de cerca.

Quédate sentado! -ordena ella al ver que Percy se estaba parando- Partirás después de almorzar y tenemos mucho de qué hablar -masculla dejando caer su daga en la mesa

-ehh... -carraspea Percy- ¿hice algo mal? O simplemente te gusta ingresar en las habitaciones desplegando un aura asesina

-¿Qué? -balbucea Reyna medio desconcertada antes de soltar un lento suspiro- lo siento, no eres tú. Es solo que odio las reuniones del senado, sobre todo cuando Octavio comienza a hablar... es desesperante

-Eres una guerrera -Percy dijo mirándola fijamente- Octavio es más un orador, ponlo delante de otras personas y se convertirá en el más poderoso de todos...

-Eres más listo de lo que creí

-No solo soy una cara bonita -dice Percy mirándola con coquetería recibiendo solo una expresión plana- ejem... escuche que Octavio puede ser elegido Pretor...

-Lo que nos lleva a nuestro tema de discusión -afirmo Reyna- pero antes de poner en tus manos el futuro del campamento Júpiter. Necesitamos poner en claro ciertas cosas -afirma mientras se acomoda tu toga un poco para dejar al descubierto su tatuaje del campamento- ¿Sabes lo que es esto?

-El símbolo de tu madre... la diosa de la guerra...

-El símbolo de Belona, correcto -confirma ella mirando con sus negros ojos- no te acuerdas de haberlo visto antes, en este anillo -consulta mostrándole un pequeño anillo de plata- ¿no te acuerdas de mi o de mi hermana Hylla?

Percy intenta hacer memoria pero lo único que logra recordar es a un montón de piratas corriendo por doquier entre gritos y chillidos de conejillos de indias.

-No, lo siento

-Han pasado cuatro años...

-Fue antes de que llegaras al campamento -consulta Percy quien al ver la mirada entrecerrada de Reyna se apresura en añadir- tienes cuatro rayas en tu tatuaje, lo que significa que has estado aquí cuatro años

-Por supuesto, también eres observador -masculla ella antes de mirarlo con seriedad- Aun si tuvieras tus recuerdos, dudo que te acordaras de mí. Yo era una niña pequeña, una asistente entre tantas otras del spa. Pero tú hablaste con mi hermana, justo antes de que tú y la otra chica, una tal Annabeth, destruyeran mi hogar

-¿Yo destruí tu hogar? -pregunta Percy tontamente- ¿Destruí el spa donde vivías? ¿Por qué vivías en un spa? ¿Por qué fui yo a un spa? ¿No me gustaron los masajes o la manicura?

-¿Qué?¿No? -masculla Reyna sin entender porque Percy pensaba que destruiría un spa por una manicura mal hecha- El spa pertenecía a Circe, la bruja del mar -explica ella- ya sabes, la que se enamoró de Odiseo y lo convenció de permanecer en su isla durante un año después de haber convertido a su tripulación en cerdos

-Ella tenía una extraña forma de demostrar su amor entonces -murmura Percy- pero eso qué...

-En vista de que ni Aurum y Argentum te han atacado -masculla Reyna cambiando rápido de tema- voy a considerar de que no has estado mintiendo

Mas que un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora