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Esperaba que esa relación no fuera duradera. La verdad ese era mi único consuelo cada vez que te veía pasear con ella tomados de la mano.

"No duraran"

Era la frase que me repetía una y otra vez para darme ánimos. 

En mi mente algún día tu te darías cuenta de que ella no era lo que estabas buscando y la terminarías, para después mágicamente darte cuenta de que todo este tiempo a la única persona que has amado era yo.

Me repetí eso cuando la invitaste a nuestras vacaciones de verano y la llevaste con nosotros a nuestro pueblo natal.

Lo volví a repetir cuando se la presentaste a tus padres y ellos la aceptaron gustosos, lo chistoso es que ellos no pudieron evitar darme algunas miradas de lastima cada vez que me veían, supongo que fui muy obvio con mis sentimientos hacia ti, tanto que todos se dieron cuenta menos tu.

"No duraran" era el mantra que me permitía guardar esperanzas. Lo repetí una y otra vez durante toda nuestra universidad.

Sin embargo el día en que hiciste una cena especial y nos informaste a todos con una sonrisa en tu rostro que Chaeyong y tu se casarían esa excusa quedo destruida.

No llore e inclusive mantuve mi mascara de felicidad por ti. 

La cena continuo entre felicitaciones y charlas de tus padres sobre lo orgullosos que estaban de ti. Le agradezco a Minghao que en algún momento de la cena me haya tomado del brazo y me halla jalado con él hacia fuera de la casa, estaba en shock y mi cerebro aun no acababa de procesar la noticia.

–¿Estas bien Chan?

Negué con la cabeza lentamente, Hao me miro con pena antes de abrazarme fuertemente.

–Esta bien Channie, puedes llorar.

Susurro tranquilamente mientras acariciaba mi espalda en movimientos circulares, tal y como haría una madre con su pequeño hijo después de que este tuviera pesadillas. Yo solo volví a negar. No era momento de llorar, sabia que tenia que guardarme mis lágrimas para el día en que realmente las necesitaría.

No llore cuando te acompañe a comprar tu traje junto a tu padre.

No llore cuándo practicabas tus votos frente a mi todas las noches y como me pedías consejos para decirle todos tus sentimientos con palabras bonitas a la que tu denominaste "el amor de tu vida".

Y mucho menos lo hice él día en que me nombraste tu padrino de bodas.

Incluso por un momento temí que mi corazón se hubiera resignado a perderte y mis lágrimas se hubieran secado impidiéndome el llorar para siempre. Porque vamos, yo siempre fui él llorón de la familia y me sorprendía bastante que en cada uno de esos momentos no me hubiera puesto a chillar como magdalena.

Tiempo después descubrí el porque.

Ese día de Junio te veías hermoso, no puedo negarlo. Tu traje negro, pulcramente planchado y la pequeña rosa blanca adornando tu bolsillo resaltaban tu belleza natural. Lo lamento por Chae pero sin duda tu la opacabas a pesar de su hermoso vestido.

 O puede que solo sea mi opinión después de todo podrías haber llegado vestido con una bolsa de plástico negra, de esas que usan para la basura y hubieras seguido opacando para mi.

La ceremonia fue hermosa no lo puedo negar, todos parecían tan felices y radiantes, las palabras del celebrante fueron las correctas, tus padres te miraban con orgullo y los invitados se notaba genuinamente felices por lo dos. Tan solo con ver como la mirabas, esa mirada de tonto enamorado, me decir que ese era el mejor día de tu vida hasta ahora.

Me sentí como si el único hipócrita fuera yo, sentado en la primera fila, sujetando la almohadilla con los anillos y una sonrisa en mi rostro pero con mi corazón cayéndose a pedazos por dentro.

Pase y en primera fila fui testigo de tus votos, esos que me repetiste infinidades de veces cada noche que te ayudaba a practicarlos, los dijiste perfectamente. Ella dijo algo muy parecido pero algo dentro de mi hirvió de la ira porque por alguna razón sus palabras no parecían para nada sinceras...no te retribuían ni la mitad del amor con las que tu las habías dicho, mas sin en cambio quien era yo para juzgar en ese momento.

Me alegra y apena informarte que de alguna forma logre uno de mis pequeños caprichos.

¿Recuerdas los anillos que me dio mi madre antes de morir? Esos que llevaban de generación en generación en mi familia. Bueno, esos son los mismos que usaste el día de tu boda.

Hice un pequeño sacrificio dándole el anillo de mi madre y aquel que siempre pensé yo iba a usar a ella, pero todo se compensaba al verte usado el otro anillo, aquel que siempre supe y desee seria para ti y solo para ti. 

Ahora esos sueños en que te veía usándolo se volvían realidad, lamentablemente no conmigo como tu pareja pero vamos, no se puede tener todo en esta vida.

Fue un día eterno para mi. Sentado en la mesa de los invitados especiales viéndote disfrutar y ser feliz. Al menos uno de los dos estaba contento y con eso era suficiente.

Ustedes se fueron temprano de la fiesta, algo tenia que ver con que debían ir al aeropuerto a su viaje de luna de miel o algo así. En ese momento aunque la fiesta continuo me permití retirarme, ya había cumplido mi obligación como mejor amigo.

Regrese a mi departamento, tome una cerveza del refrigerador y salí al balcón, mirando los edificios brillar frente a mi. Como si se estuviera burlando de mi, el cielo estaba despejado tanto que la luna y las estrella eran visibles, no aguante mas y el llanto que estuve reteniendo salio. Me sujete con fuerza a la barandilla y solté un grito de frustración acompañado de mas lagrimas.

Fue como si una presa se hubiera roto dentro de mi porque las lagrimas salían a montón. 

Hipaba tu nombre, preguntándole a la luna e intentando conseguir una respuesta del porque no me amabas pero ella no contesto.

Te había perdido para siempre, y lo peor era que te perdí aun teniéndote, porque era obvio que  te seguiría viendo, seguíamos siendo mejores amigos. Esa noche me permití destruirme por completo porque sabia que en algunos días tendría que volver a vestir la misma mascara de siempre, fingiendo felicidad por ti.

El día en que regresaron de su luna de miel fui yo el que fue a recogerlos, te veías mas saludable y entendí que el matrimonio te había hecho bien, este era tu estilo de vida, al que estabas destinado. Una vida hogareña.

Tener un trabajo estable, una linda esposa y un bonito hogar..lo único que te faltaba era un hijo.

Eso no tardo en llegar, el día en que feliz me anunciaste que Chaeyong estaba embarazada fue la primera vez que me permití tenerte envidia, te envidia por tener una vida perfecta y yo ¿con que me quedaba? Un apartamento solitario, aventuras de una noche y aun en el closet por miedo a no tener a nadie que me apoyara o que todos a mi alrededor se alejaran de mi.

¿Acaso yo no merecía ser feliz?

Eso si.

Créeme, aunque pensaba eso, nunca te desee el mal. 

No fue mi culpa que tu vida se comenzara a desmoronar en pedazos unos años después.

8 veces en las que llore a causa tuya. ~ JuNoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora