7:Katherine Travish

54 3 0
                                    

      *** 

      Tyler esperaba afuera del baño, tenía dudas de lo que hacía y por qué.

<<-Soy un idiota -decía Tyler en su mente>>

      ¿Natalia merecía eso? Después de todo lo que ha hecho. ¿En que momento pararía?
¿Regresaria su persona a tener memoria?

      Tyler estaba herido, sentía que Natalia lo había traicionado y así fue, pero anteriormente. Natalia había roto muchas cosas, pero nada tan valioso como el corazón de dos hombres-uno de ellos Tyler-que la querían más que a nada.

      Natalia esperaba a que todo mejorase, caminó a la puerta del baño y salió.

-¿Ahora qué? -preguntó Natalia.

-Es tu habitación y aún es de noche por lo que te cerraré bajo llave hasta las 7:00a.m. -respondió con franqueza.

      Tyler se dirigió a la puerta y la cerró, sacó la llave de su bolsillo para cerrar con doble seguro.

      El nerviosismo de la joven castaña no bajaba, sus ganas de salir de allí eran notorias... Se acostó en la cama y colocó sus manos en la cabeza.

- ¿Que hago aquí? -se preguntó.

-Pronto lo sabrás -respondieron.

      Natalia se levantó y se volteó. Estaba sola, pero ¿Quién habría respondido?

      Miró hacía cada parte de ese hermoso cuarto, pero no había nadie por lo que comenzó a asustarse. Volvió a la cama y reposó su cabeza, cerró sus ojos y comenzó a pensar.

      Unos ruidos se escuchaban e impedían que pudiera relajarse.

- ¡Sal de donde estés! -gritó con fuerza, caminó por toda la habitación dando vueltas.

-Ya veo que no eres muy lista -respondió de nuevo la voz indetectable. -Asomate a la reja que hay al lado de la cama.
       Natalia sostuvo su cabello y bajó su cabeza hacia ella, cuando su ojo derecho pudo observar más allá de las rejas grises, observó un ojo celeste que la miraba desde otra habitación.

-Hola -sonrío Nat, aunque la chica no pudiese ver su boca.

      Más que todo sonreía porque se alegraba de no estar sola.

-Soy Katherine Trevish -contestó-¿y tú?

-Yo soy Natalia García.

- ¿Porqué estás aquí? -dijo Katherine, tenía una voz ronca y un poco masculina.

-No lo sé.

-Yo sí, sé porque te enviaron, pero no es mi deber decírtelo, es de Tyler.

- ¿Conoces a Tyler? -preguntó entusiasmada Nat.

-Claro.

- ¿Porqué estas tú aquí?

-Por lo mismo que tú. Venganza.

      En ese instante se escuchó la puerta de la habitación de Natalia. Era Tyler.

- ¿Con quién hablas? -preguntó el joven mientras observaba a Natalia en el suelo.

-Con nadie, solo recogía mi pendiente, pero al parecer se perdió.

-Buscalo mañana, ahora duerme. -interrumpió Oscar.

      Tyler miró a Natalia con ojos de ternura y cerró la puerta.

-Estuvo cerca -dijo Natalia a Katherine, cuando miró de nuevo ella no estaba allí. -Katherine.

       Luego de que no le contestara, Natalia prefirió descansar un poco.

       Katherine Travish era una agente en cubierto del gobierno y la habrían atrapado. Cabello rubio, ojos celestes, baja estatura y era fría, no muy simpática, pero con una inteligencia bastante desarrollada.
-Quien lo diría, yo aquí. -cerró sus ojos y por un momento algo se apoderó de ella.
       Tal vez era la soledad atacando o tal vez era la maldad que reinaba en su negro corazón.
Ya es por la mañana y los rayos del sol iluminan como siempre.

      Tyler abrió la puerta.

—Natalia hay algo que debería decirte. —dijo Tyler mientras abría la puerta.

     No quería hablar con él, algunos recuerdos venían a su mente muy frecuentemente y no decían nada bueno de la relación entre ellos dos.

—Tyler véte.

— ¿Porqué? Yo solo trato de poder explicarte todo.

—No me expliques nada y vete. Por favor, te lo pido —decía Natalia con voz desgastada.

— Un recuerdo vino a mi mente y no es nada bueno.

—Puedes contar conmigo —susurro Tyler con miedo a sonar pretencioso.

—No quiero.

—Natalia —se sentó a su lado—Dímelo.

—Tyler tú me estabas golpeando en mi recuerdo, mis ojos estaban lastimados y mis costillas rotas.

—No era yo. Tienes un ex novio llamado Francis McAguire y él te golpeaba constantemente, aunque trabajaras con la mafia. —confesó Tyler con sus ojos apenados.

— ¿Estás seguro?

—Claro, viniste a pedirme ayuda hace tiempo para alejarte de él, no te dejaba en paz. Mírame a los ojos y dime si me crees.

—Si lo creo.

      La puerta sonó.

— ¿Que esperas? —dijo Óscar de mal tono.

—Dame un segundo. —volvió a ver a Natalia—cualquier cosa me avisas.

      Tyler salió por esa puerta y no volvió en toso el día. Diez campanadas sonaron al medio día, anunciaban el paso a la tarde, sin embargo, para Natalia era escuchar la sinfonía de Beethoven.

—Una cosa más —comentó Natalia a Tyler—Tengo miedo, miedo a el silencio de mi muerte.

—No pienses en el como un silencio sino como la alegría que tumbaría en tu corazón. Puedes ser mejor y puedes no tomarlo tan mal.

— ¡Deprisa! —decía Óscar desesperado.

—Ya voy.



AtadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora