Desde su habitación pudo recordar el detalle más importante. Algo que más adelante la haría dudar de todo y pensar en algo nuevo. Natalia no imaginaba una vida junto a Tyler, él la había secuestrado. Su cabello castaño se movía con el viento, en sus ojos se dibujaba una sonrisa que no se ocultaba, pero era hora de descansar y recuperarse, cerró sus ojos.
¿Sabes qué es un infierno?
No, no es ese lugar plagado de fuego con almas que se queman y con un portal mágico que te arrastra a él sino eres una buena persona; un infierno se ajusta a tus necesidades como los comerciales de créditos bancarios, es diferente para cada persona y depende de sus actos, son condenas largas y penosas. Los infiernos no están en la muerte como la gente cree, ellos se equivocan, para que alguien sufra, solo se necesita un factor común que los que vivos cumplimos. Para ser más específico, estar vivo es el requisito. Dicen que el infierno está debajo de nuestros pies, yo creo que está más cerca de lo que creemos.
Estaba completamente a oscuras, pues era la media noche, Natalia no paraba de preguntarse lo que sucedía. Entró a una sala de paredes negras, con polvo en cada esquina, un techo de color blanco que se tornaba gris por la humedad y tenía escasez de vista gracias a la luz de la luna. El fría era notable en cada parte de la misteriosa casa, su apariencia reflejaba lo que ninguna otra, algo que aterraba aún más, el miedo y suspenso era parte de cada uno de sus elementos. Ella caminaban lentamente en una hora escalofriante, su piel bajaron la temperatura. El clima no era favorable, estaba nublado, unas cadenas grises cubrían el cielo, unas pequeñas perlas descendían del cielo y caían en la cara de Natalia. Pero ¿Qué era eso que se percibía en el aire? Como si alguna fuerza quisiera acaparar el poder del viento, como si lo atrajera hacia ella, ella estaban a punto de descubrirlo, de una forma u otra su destino había sido fijado.
Sus ojos se abrieron dando paso a una escena un poco incómoda.
- ¿Qué haces aquí Tyler? -susurró aún tratando de enfocarlo.
- ¿Quieres desayunar?
- Quiero que contestes mis preguntas.
-Tendrás que esperar luego del almuerzo.
-No quiero, ya te lo exigí una vez.
La expresión en la cara de Tyler no decía mucho, pero había algo de desprecio hacia Natalia, aunque ella mantenía una expresión muy descriptible.
- ¿Qué quieres saber? -dijo Tyler mirándola fijamente.
-¿Por qué nunca me dijiste de nuestro pasado? -preguntó con intriga, ocultándose tras su cabello.
-No era necesario, eso fue lo que nos puso en esta situación en primer lugar.
-Ibas a ser mi esposo, ¿Cómo dices que no era necesario? Acaso todo lo que recordé no lo fue, ¿Por qué insistes en evitar el tema? ¿te da miedo aún sentir algo?
-No, no siento nada por ti, excepto odio. No has recordándola mejor parte, el amor es un trampa y tú solo jugaste conmigo.
- ¿Yo? quiero que me lo digas. ¿Qué pasó?
-No, tienes que hacerlo sola o me verás llorar y juré que nunca me volverías a ver así. Ahora baja a desayunar, te alisté tu mesa.
Natalia salió de sus sábanas y se dirigió al baño, se miró al espejo una única vez, parecía cansada y dos grandes bolsas se posaban bajo sus ojos. Lavó su cabello y su cuerpo con pocas ganas, tomó su ropa, se vistió y bajó a desayunar.
Natalia se sentía mal por no recordar que mal había causado en el corazón de Tyler, pero se sentía aún peor al saber que no recordaba cuanto lo amó. Fue amor inmenso, tan grande que acabó por algo más grande que él, una traición. En este momento su mente era como un cementerio de recuerdos y poco a poco irían saliendo, revelando su pasado, su desastre.
- ¿Sabes como te llaman nuestros antiguos amigos? -dijo Tyler rompiendo el hielo entre ellos.
-¿Cómo?
-Hiltzailea. Significa asesino. Para todos eras la mejor asesina, astuta y capaz de lo que quería. -sonreía por primera vez.
- ¿Y a ti? -curiosó Natalia navegando en aguas prohibidas.
-Mal do demo -miró con fuerza, Tyler-Maldad del Diablo.
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Atada
Mystery / Thriller-Desperté atada con un pañuelo en mi boca y todo por causa de mis errores. Soy Natalia García e hice lo que no debía, muertes, hospitales y mucho más ocurre conmigo, así que solo aléjate porque todo lo que tocó termina en desastre. No tengo fami...