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Capitulo catorce: La gran revelación

Capitulo catorce: La gran revelación

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Jay

El silencio incómodo inunda la estancia. Tan solo deseo devorarme toda la comida y marcharme finalmente de esta casa. Michael se sitúa delante de mí, sin camiseta y comiendo gustosamente al lado de su novia, Caroline. A veces imagino que, si ellos tuvieran hijos, tendrían la suerte de obtener unos lindos ojos azules. Malditos suertudos.

Caroline se levanta a botar la basura. Ella al abrir la puerta, deja caer la bolsa de basura para coger algo. Ella extrañamente sonríe divertida y trae una hoja de papel consigo. —¡Escuchen esto! —se aclara la garganta—Querida novia falsa. —relata.

«No te asustes. No soy una clase de demente. Sencillamente no pude sacarte de mi cabeza en un largo periodo de tiempo. Gracias a Elliot pude obtener tu paradero y resultaste ser su vecina, que suertudo soy. Ahora tendré que visitar a Elliot más seguido.

Bueno, me gustaría saber más de ti, por lo que preferí ser un caballero al escribirte esta carta, en lugar de buscarte en las redes sociales.

Al borde de la hoja se encuentra mi número. Ansío que me hables, jay «

~Alex~ xoxo

Grito por dentro, uno agudo hormonal. Se me estruja el corazón al escuchar cada palabra. A pesar de que cada una de ella es relatada con diversión por parte de Caroline, aun así, sentí que la temperatura corporal había aumentado, derritiéndome por dentro.

Ella libera una larga carcajada. —Ah, hermana. Eres tan suertuda—dice claramente en tono sarcástico. Desvío la mirada nuevamente a mi cereal. No importa que se mofe de esta situación, porque yo la disfruto con cada célula de mi cuerpo.

Ella escribe su número y busca su foto de perfil. —No te emociones, Jay. —dice mostrándonos la foto. Él aparece sonriendo, sus ojos azules se notan más relucientes observando directamente la cámara. Por debajo de su camiseta verde se le puede notar los músculos tonificados.

—De seguro debe ser un gordo friki, que usa una foto de un chico lindo para conseguir fotos desnudas de chicas. —Ella pone una mano en mi hombro, "consolándome". Fingiendo lamentarse—Que triste debe ser para ti, Jay. —se encoge de hombros—bueno, al menos puedes salir con el verdadero gordito que debe estar detrás de ese teléfono. Quizás hagan una linda pareja.

La ignoro. Así se irá pronto. Ahora ansío con más fervor que ella me vea con Alex, no para presumirlo como trofeo. Simplemente ver que se trague cada una de sus palabras.

Me levanto para llevar el tazón hacia la cocina, pero ella lo arrebata de mis manos y lo avienta al suelo. El sonido hace que me sobresalte y dé un brinco en mi propio lugar.

El tazón se transforma en mil pedazos sobre el suelo. —¡No me ignores, puerca! —chilla a mi lado. Pellizca mi mejilla en señal de burla, mientras suelta risitas suaves. Me mantengo pasmada en mi lugar. Desde pequeña no puedo manifestar mi odio contenido hacia ella. No sé a qué se debe, pero sencillamente no puedo. Me quedo congelada y muda, incapaz siquiera de mirarla.

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