10. Frutos Del Bosque - Rio Grande do Sur x Tierra del fuego -

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Rojo y blanco, rojo carmesí oculto entre unos bellos pétalos blancos. Frutos perfectos que se podían encontrar alrededor de todo el lago, se reflejaban y por culpa del sol brillaban, el ambiente dejaba de ser obscuro y tétrico para convertirse en un bello cuadro con colores fantásticos, fríos y brillantes. Perdido entre las hojas de los árboles, comiendo uno de esos frutos rojos Paolo miraba arriba buscando un cielo el cual ver, perdido entre los arboles de un tamaño tan alto que se doblaban y cubrían esa pequeña zona del boque. ¿Verde agua? ¿Celeste agua marina? ¿O eran ambos que se mezclaban formando un color nuevo? Ya ni le interesaba, solo era hermoso ver esos colores mezclándose sobre él, o en el lago, donde el agua era pura e incolora, transparente cuan cristal.

Su reflejo estaba allí mirándolo fijamente, si dejaba de verlo ese reflejo lo imitaba y sus ojos dejaban de seguirlo, pero otros ojos miel aparecieron detrás de él de la nada. Se asustó de ver tan de repente al rubio aparecerse tan cerca de él y no haberlo notado, estaba a punto de quejarse hasta que se perdió en la sonrisa infantil del menor. Busco a su alrededor y arranco dos de los frutos más maduros que estaban a su alcance, le extendió con timidez y sin mirarlo a los ojos, solo lo miro cuando sintió las manos del rubio rosar contra las suyas. - gracias. - acaricio su mejilla para que posara sus ojos en su honesta sonrisa, o en sus ojos que parecían brillar aún más que la última vez que los había visto. Se acercó con cuidado al rubio, poco a poco manteniendo la mano de joven en su rostro, a veces bajaba su vista a las mejillas rosadas del menor hasta finalmente unir sus labios. Carlitos se aferró a su amante para poder profundizar un poco más aquel suave rose y convertirlo en un beso finalmente.

Te extraño, no me gusta tener que caminar por ese bosque solo para estar un rato juntos. - sin alejarse mucho, rosando nariz con nariz, trato de convencer nuevamente al muchacho para que regresase a la aldea pero fue callado nuevamente por el otro. - algún día, solo espera un poco más. - con una sonrisa intento calmar al pequeño pero la mirada insatisfecha y de reproche indicaba que claramente no iba a ceder por el momento. - 2 años, ya han pasado 2 AÑOS desde que me comenzaste a decir eso. Yo solo... el bosque me da miedo. - acaricio con cuidado sus cabellos despeinados, volvió a besar su frente con ternura y lo acurruco contra su pecho, a veces que el pequeño fuese mucho más bajo que él era algo muy útil.

Solo era una noche más en las que dos jóvenes enamorados volvían a demostrar su amor el uno por el otro, sin ruidos que moleste, sin personas que pudiesen saber de sus acciones, solo eran ellos dos en un lugar mágico mientras se mesclaban con los frutos cercanos al lago.

31 Días De BosquesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora