5. Ciudades en el bosque - GerArg -

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La situación había comenzado hacia unas cuantas semanas, 3 con exactitud, se encontraba en medio de lo que parecía ser una ciudad bastante importante en medio del bosque. la ciudad estaba bien construida y no parecía estar abandonada, a excepción de que cuando caminaba no se encontraba con nadie. en el centro de la ciudad se encontraba la que debía ser la plaza central con un gran monumento alzándose en el perfecto centro, rodeado de flores de colores alegres y fuertes, alrededor había cuatro caminos que tenían repartidos 6 bancos en cada unos, el resto era césped verde con unos arboles ,diferentes a los de la zona en general, de diferentes tamaños y características, llego a ver uno en el que se podían recoger manzanas frescas. al alejarse de la plaza se encontraba con plazas menores, puestos de ventas, lo que debían ser oficinas de trabajo, unas cuantas ,varias, escuelas hasta llegar a las zonas residenciales. podía encontrar toda clase de casas, desde algunas de 2 pisos con un estilo de arquitectura francés que parecían de años anteriores a su nacimiento, pero al lado de esa gran construcción solo había una choza humilde que apenas tenia una ventana sin vidrios, al lado otra de igual humildad para a la otra volver a otra gran construcción que ya parecía mas influenciada por  la arquitectura romana. las casas de lo que parecían los de clase alta de la ciudad estaban en la misma zona que los de una clase menor, a pesar de que si bien la ciudad era hermosa lucia bastante antigua quizás de un siglo atrás o mas.

ya empezaba a cansarse de caminar y no encontrar nada ni nadie, era estresante esa situación, y ya empezaba a desesperarse. el viento no soplaba mucho, quizás era por que los arboles y las construcciones impedían que el viento llegase hasta donde el estaba. eso paso los primeros dos días que llego, al tercero logro encontrar a alguien, no parecía poder ayudarle mucho pero igual fue con discreción a la señorita. antes de que lograra tocarle el hombro la castaña volteo emocionada y se encontró con sus ojos celestes un poco asustado. la joven le dio un sonrisa alegre, se veía un poco cansada, pero se notaba que tenia mucha energía dentro.

intento pensar algo que decirle, tenia demasiadas preguntas, pero no sabia que soltar primero. - buenas tardes, ¿me podría decir donde estoy?

se quedo un rato en silencio pensando bien su respuesta, se veía un poco seria, pero no dejaba de lucir simpática. - en la ciudad de... - volvió a quedarse callada y a pensar hasta que le pidió que le acompañase, entraron al interior del edificio frente a la plaza ,al parecer este si que estaba abandonado y antes funcionaba para quien fuese el jefe de la ciudad. la chica se detuvo frente a un pequeño escritorio y le paso un papel en el que se leía "ciudad de San Mauricio"*.

la mujer avanzo hacia la salida pasando a su lado. - ¿cual es su nombre, señorita? - volteo un poco la cabeza y luego de ver que no tenia malas intenciones darse la vuelta completa y hacer un pequeña reverencia.

me llamo Agustina Victoria Rossi, un placer.  - de repente el poco frió que podía sentir desapareció, sobre todo en su rostro. - ¿tiene hambre? - como una adivina acertó en la cuestión, así que lo guió hasta donde supuso que debía residir. en el camino Agustina no dejo de preguntarle cosas, ¿de donde venia?¿como era su nombre?¿tenia mascotas? etc. cuando terminaba de responder saltaba con una nueva pregunta, y a veces hasta dos preguntas en una misma, era casi imposible preguntarle acerca de ella o del lugar.

cuando por fin llegaron se sorprendió un poco de que no viviese en una casa antigua y elegante, si no que vivía en una casa de un piso, bastante grande, pero que comparada a las demás se quedaba un tanto corta, de color celeste claro y pequeñas flores amarillas y blancas en unos costados. por dentro era del mismo color, entraron por el recibidor y pasaron por la sala de estar antes de llegar al comedor. la mesa ovalada dejaba espacio a 6 sillas y a un lado de esta había un mueble en el que estaban los utensilios, platos, vasos, tazas, y por encima un juego de vajilla color blanco y con detalles rojos y dorados. Agustina le dijo que se sentara y salio a la cocina. el sueño ya le empezaba a vencer, y los parpados ya le pesaban demasiado, por suerte la castaña había vuelto y dejo frente a el una taza llena y un plato de criollos que lucían demasiado apetitoso. al principio trato de no lucir como un muerto de hambre pero al final le gano el apetito y termino en un abrir y cerrar de ojos.

acepto la oferta de la dama de quedarse a dormir, era en verdad hospitalaria y pasar tiempo con ella era algo muy agradable pero ya comenzaba a preocuparse un poco acerca de como volver a casa.

la primera noche la paso un poco nervioso pero a la semana ya se acostumbro, conseguir información de la chica, era difícil hablar temas serios con ella o conseguir preguntarle algo pues siempre estaba jugando con algo o le preguntaba mil cosas a el ,aun si ya se lo había preguntado. o mas bien no quería romper el ambiente que la chica formaba, no quería saber que estaba ocurriendo o por que, pasar tiempo con ella era una bendición.

así las semanas pasaban, quien mas se encariñaba no era el rubio, sino la castaña. era lindo estar junto a Ludwing, dejar de estar al fin sola se sentía bien, hacia mucho que no veía a nadie, ni que hablaba con otro ser vivo humano. pero era obvio que querría volver a casa en algún momento, era natural, ya llevaba tres semanas ahí.

31 Días De BosquesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora