| Capítulo 1 |

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Empezaré con los dedicados a partir del segundo capítulo.

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—Eres muy lindo, Louis. ¿lo sabías? — la misma voz que perturbada sus sentidos, tenía miedo.

—Déjame… y-yo no quiero. — sus ojos estaban cristalizados y apenas podía hablar, no quería eso, tenía miedo, cerró los ojos respirando, ¿dondé estaba su madre?.. !Mamá! ¡Mamá!, no estaba.

Despertó abriendo sus ojos quedando completamente desorientado, no había luz, ¿estaba en su habitación?, talló sus ojos y comenzó a enfocar mejor el lugar donde estaba, pudo ver las paredes decoradas en un tono azul y detalles blancos, si. Estaba en su habitación.

Estaba a salvo.

—Mañana, sólo mañana y será todo mejor. — Se repetía como si aquello fuera mejorar de alguna manera su bienestar.

Su habitación estaba completamente vacía, sólo estaba su cama y ya, no había nada más, sería la última noche en ese lugar el cual le tenía recuerdos aterradores y que esperaba poder dejarlos más atrás de lo que ya los tenía.

El sol entraba por pequeños rayos que se colaba por su ventana, avisando que ya estaba amaneciendo, buscó con su mirada su móvil para poder verificar la hora y darse cuenta que ya pasaban de las nueve.

—Louis, mamá dice que muevas ese gran culo y vayas para poder largarnos. — la voz chillona de una de sus hermanas menores se hizo presente y sólo pudo dejar salir un suspiro de cansancio.

Estaba en mudanza y toda la semana había estado con ese pendiente siendo el único hombre, más bien siendo el mayor y varón de la casa, él castaño se encontraba feliz  de alguna manera, aunque con sus palabras o rostro no demostrará nada. “siempre con cara de culo” recordó a su madre decir tantas veces que ahora le daba igual y sólo se limitaba a seguir con lo suyo.
Se levantó de la cama con algo de pereza, se colocó rápidamente la única ropa que tenía para poder bajar las escaleras lo mas rápido, “mientras más rápido terminemos, más rápido nos largarmos” pensó.

Su Madre lo recibió con una sonrisa algo falsa para conocerla tanto, rodó los ojos. —No te queda el papel de “madre amo a mis hijos” —

—No planeó que eso parezca, Louis. — Se encogió de hombros, le daba igual lo que su madre dijera.

Johanna era su madre, tenía unos cuarenta años, si no mal recordaba, (era castaño gracias a ella) físicamente era algo regordeta por los años y sus ojos eran de un color café, a comparación de lo suyos los cuales habían salido azules, buenos genes de Troy. ¿Amor de madre? ¿eso era posible? no, o al menos no con su madre, por su desgracia había sido el primer hijo de Joahanna y eso había bastado para odiarlo toda su vida o hasta ahora, no había tenido ninguna muestra de afecto desde que tenía memoria y siempre se recordaba que no necesitaba de eso.

—Lou. ¿puedes llevar mis peluches? — la voz de Felicite su segunda hermana menor lo sacó de sus pensamientos para prestarle atención, la pequeña castaña tenía un puchero en sus labios, asintió y pudo notar como sus orejitas  se movían con alegría.

—Anda vamos por tus cosas. — Él castaño salió caminando detrás de la pequeña niña.

Felicite tenía siete años recién cumplidos, era una pequeña castaña con orbes color grises y sus orejitas eran pequeñas debido a su edad, de un color rojizas al igual que su pequeña colita que andaba de un lado a otro; por estar felíz.

My Little Cat. (L.S)Where stories live. Discover now