Despierto para ver la sombra de mis pechos que emergen triunfantes contra la luz de la ventana, acaricio mi piel fría y suave, cerrando los ojos para imaginar que no son mías sino tuyas.
Dibujo mis poros erizados ante el suave tacto, bajo por mis costillas y el abdomen que desprecio - sólo un lunar junto al ombligo lo hace digno de caricias - y prosigo a meter las manos bajo la pantaleta gris que ya conoces.
Entonces, entre roces y gemidos ahogados, muevo mi cuerpo al compás infalible que me lleva al éxtasis. Pero no me basta. Me hacen falta tus movimientos, y te deseo con tu pasión cínica dentro de la fertilidad de mi vientre.
Porque sí, desearte en mis momentos más bestiales también es amor. Gavilán cegado aquel que cuando no queda más que carnalidad, se limita a ello, en vez de tratarlo de sublime e ínfimo. Cazará moscas para la cena, ese que teniendo al amado en frente, no lo devora.

ESTÁS LEYENDO
Para no perderte
PoetryAntes de alejarnos quiero plasmar la poesía que me provocas, esperando así irte soltando poco a poco... o todo lo contrario.