CAPITULO 4: SOFÍA

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Yo mato a alguien, eso es seguro.

Después de pasar toda la noche dando vueltas en la cama, pensando en el mensaje que recibí sin poder conciliar el sueño, me doy por vencida y me levanto.

Tengo una gran sospecha sobre quien es el remitente de ese mensaje al igual que se perfectamente cómo consiguió mi número, tengo que hacer algo al respecto, decido mientras tomo una relajante ducha.

En mi casa vivimos solo mi mamá y yo, mi hermano Arturo vive en una de las habitaciones del hotel, pues le gusta estar cerca por si se ofrece algo sobre todo en esta época del año con tantos turistas en la ciudad, así que cuando entro a la cocina para tomar un café, está sentada a la mesa del centro revisando unos papeles.

-Buenos días- me dice a lo que respondo acercándome a darle un beso en la mejilla-Llegaste muy tarde anoche ¿No?

-Sí, de hecho si, nos encontramos a Paulina y fuimos a cenar, y ahí se nos fue larga la plática.-Le cuento mientras me sirvo mi tan ansiado café. Me siento frente a ella.- ¿No vas a ir al hotel hoy?

-Más tarde, tengo que ir a algunas reuniones con los proveedores y después a una cita con el gerente del banco para ver lo del crédito para ampliar la zona del spa. Por eso necesito todos estos papeles.

-Ah ok, entonces supongo que ¿Nos veremos hasta la noche?-le pregunto para saber cómo organizar mi día.

Desde que papa murió hace unos años, mi madre paso de ser ama de casa a dirigir el hotel pero jamás se olvidó de ser madre y se ha asegurado de mantener esta familia unida, por lo que todos estos años a pesar de nuestras ocupaciones siempre hemos procurado comer juntos los tres. Claro que ha habido días en los que por más que lo intentemos, no podemos hacerlo, pero son contados los días en que esto pasa.

-No, ya hable con tu hermano, quedamos a las 4 para comer, así que almuerza bien ¿ok?- me mira de una manera rara.

-¿Que? ¿Por qué me ves así?- suelto una risita nerviosa, siempre hago eso cuando me mira así.

-Por nada, almuerzas bien y ya me tengo que ir. Nos vemos en la tarde- Se levanta me da un beso y sale de la cocina, donde yo me quedo a terminar mi café y pensando en lo que ha sido mi vida.

Claro que se por qué me miro así. No concibe que lo último que me interesa sea salir por ahí o siquiera pensar en la posibilidad de tener novio y lo peor para ella es que Arturo (mi hermano) este igual, pero claro ella siempre ha sido una fiel defensora del amor, soñadora, pues. Pero sueña con motivos, pues la relación que tuvo con mi padre fue hermosa, hasta yo me di cuenta. Jamás los vi discutir ni nada por el estilo, mi padre veía por los ojos de ella y viceversa. Él era un gran hombre, pero murió y la vida sigue, claro que duele pero yo no puedo ni quiero ser como mi madre.

Cuando papa murió, mi madre entro en una horrible depresión, casi perdemos todo, saco la casta justo a tiempo, si no, hoy no tendríamos nada y mi hermano se fue por el mal camino, su bebía en exceso, siempre estaba de fiesta y andaba con una y con otra, el pobre vivió tan al extremo que casi le cuesta la universidad.

Yo, por otra parte vi lo que pasaba pero no podía hacer prácticamente nada, era muy pequeña aun como para resolver los problemas de adultos a los que ellos se enfrentaban pero una cosa si me quedo clara de todo eso:

Que aun que digan que el amor no hace daño, yo sé que si, en exceso el amor también es malo.

Porque papá los amo mucho, los mal acostumbro a eso y cuando el ya no estuvo, lo resintieron y sufrieron demasiado. Yo sé, que si me quería pero no tanto como a Arturo, pues él era el mayor y hombre, yo en cambio siempre estuve con mamá.

Por ese motivo decidí "sentir" con prudencia y jamás dar ni esperar recibir tanto "amor" de nadie, yo no vivo esperando una historia de amor como la de mis padres, no vivo esperando que llegue el amor, no me afecta no tener a "ese" alguien que me complemente o me apoye y sé que eso decepciona a mamá pero no puedo hacer nada por cambiar lo que soy, con la pena pero no puedo.

De regreso al mundo real, me levanto llevo mi taza al fregadero y marco un número, sé que lo voy a despertar pero no me importa, se lo merece. A la quinta llamada, por fin escucho la voz de un hombre contestar:

-¿Quién habla?- grazna Sebastián.

-Tú prima, tarado. Despiértate ya es tarde. Pasan de las 8.-le digo sintiendo un placer inmenso al saber que lo desperté.

-No me jodas, Sofía, es tardísimo tengo que estar en la oficina a las 9:30 y aún tengo que pasar a mi casa por....

-No no no me interesa lo que tengas que hacer, solo quiero una respuesta-lo corte.- Dime, imbécil ¿A quién carajos le diste mi número de teléfono?- le pregunto alzando un poco la voz para que se diera cuenta de la gravedad de sus problemas.

-¿Yooo? A nadie. ¿Por qué?- en su voz se escucha su culpabilidad.-

-Vete al demonio Sebastián.

-No, espera, me lo pidió y yo no pude negarme, además ya andaba tomado y tú sabes...

-Sí, si ya se. De verdad deberías pensar seriamente en dejar el alcohol. Haces cada estupidez cuando tomas.

-No molestes, bueno y ¿Qué, te hablo o algo por el estilo?- me pregunta curioso.

-Me mandó un mensaje que por supuesto no conteste. Ashhh Sebastián, siempre me estas metiendo en líos.-estaba frustrada.

Veía a mi primo una vez al mes y siempre, irremediablemente de una u otra manera acaba envuelta en sus embrollos y ya me estaba fastidiando, porque si no era que tenía que ir a sacarlo de algún bar, tenía que quitarle a una de sus "amiguitas" de encima y claro, ya teníamos la de este mes: darle mi número a un conocido cantante de Banda. Lo mato, no me importa que sea mi primo, lo mato.

¿Por qué la gente que me rodea no entiende que quiero vivir en paz?, aunque digan que soy apática, así vivo en paz ¿Por qué?

-Bueno, yo digo que deberías contestarle, no se a lo mejor te llevas una sorpresa, tu que sabes, igual y es el amor de tu vida-me dice y noto que se está riendo.

-No digas tonterías. ¿Sabes qué? La conversación ya se acabó, tengo que irme, me esperan a las 9 en el hotel y ya faltan 15. Nos vemos luego- le digo de manera burlona.

-¿Qué? Voy a llegar tardísimo, todo por tu culpa, adiós.-me cuelga, huy se ofendió.

Encojo los hombros, tomo mis cosas de trabajo y salgo de casa hacia mi auto, olvidándome de todo, en verdad tengo una mañana con mucho trabajo y ya fue demasiado de asuntos personales a esta hora de la mañana.

Buscame frente a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora