El apocalipsis de Peters

Entramos en la cueva

Hoy a las 12:00 P.M (escogimos esa hora porque queríamos luz a la hora de investigar). Salimos juntos, con algunas herramientas que nos pudieran ayudar a escalar en caso de que fuera necesario. Llegamos a la cueva, no encontramos nada interesante al principio, la continuamos hasta que llegamos al final, una vez allí nos topamos con que no había salida, pero si una pequeña grieta, el problema era que no cabíamos por esta. Sin embargo; Iván la embistió, vimos que le ocasiono una pequeña grieta, por lo que luego se animo Adrian, luego yo y luego Daniel. Al final conseguimos un hueco más grande, por el que sí cabíamos. Al pasar, nos encontramos con una especia de lago metido en la cueva, y como no nos quedaba otra; decidimos meternos, allí después de bucear. Divisé un pequeño hueco por el que podíamos pasar, se lo dije a los demás y entramos.

Una vez allí, vimos como el lago se acababa y volvíamos a tierra, nada más salir, unos metros más adelante vimos un desfiladero. Al principio nadie se atrevió a pasar, pero finalmente Iván se animó. Empezó a cruzarlo, cada paso que daba estaba más inseguro de sí mismo, hasta que un trozo se rompió y casi cae al vacío, por suerte se agarro a una cornisa, a los 3 segundos notó como está se iba a romper así que saltó rápidamente y lo agarramos en el aire. Lo levantamos y nos encontramos con un desfiladero incruzable. Por suerte encontramos un pequeño camino a la derecha, nos tumbamos y pudimos colarnos, hay vimos más camino, sin embargo, nos encontramos con un pequeño abismo de 3 metros que teníamos que saltar si queríamos llegar al otro lado. Todos, seguros de sí mismo saltaros sin miedo alguno, sin embargo; yo no estaba tan seguro de mi mismo, pero lleno de miedo en mi ser, me dispuse a saltar, sin embargo el miedo freno un poco y al llegar al salto, salté sin carrerilla algúna, con la terrible consecuencia de no llegar y caer al vacío. Mientras caía yo y mis amigos supusimos que iba a morir. Por suerte para mí me agarre a una piedra que sobresalía, una vez en ella pude ver un camino de salientes por los que me agarre hasta llegar al suelo. Una vez allí grite a pleno pulmón que aún seguía vivo, al principio no me oyeron, pero seguí, cada vez más fuerte. Hasta que finalmente me oyeron. Les dije que estaba vivo, que me esperaran que iba a escalar hasta arriba. Me puse a escalar con la cuerda que me llevé, sin embargo, la cuerda no era lo suficientemente larga como para engancharse hasta arriba. Por suerte, la de Daniel (que la trajo) sí.

Por lo que les grité que me la tirasen. Cuando por fin me la tiran, está me da un golpe fuerte en la cabeza, el cual me deja inconsciente. Ellos al ver que no subía y que no respondía se ponen nerviosos y me toman por muerto, pero para cerciorarse, deciden bajar. Pensaron que yo, al no haber muerto, la caída no era muy brusca, así que se tiran sin miedo, al ver que la caída era más serie de lo que parecía se asustan. Por suerte, encuentran los salientes que yo encontré, y se enganchan a ellos. Se enganchan todos, menos Iván, el a ser el que más lejos estaba, no consiguió agarrarse a ninguna, en ese momento a punto de morir, saca rápidamente su cuerda, la lanza y consigue engancharla en uno de los salientes, metros antes de chocarse contra el suelo, salvándose de una muerte inminente.

Una vez estaban todos en el suelo me intentaron despertar, yo al estar inconsciente pero no muerto reacciono.

-Iván: Creíamos que estabas muerto.

Una vez ahí, lancé la cuerda de Daniel y me dispuse a escalar, pero cuando estaba a medio camino, la cuerda se rompió, me impulsé con la pared y salté intentando llegar a un saliente, finalmente consigo agarrarme a uno, nada más agarrarlo noté como se iba a romper, así que salte a otra y así sucesivamente, pero la suerte no me acompaño siempre, cuando estaba a punto de llegar metí un mal salto, nada más hacerlo, fui consciente de que no iba a llegar, por lo que intento volver a agarrarme al saliente anterior, desafortunadamente; lo pillé mal y me resbalé. Por suerte encontré un pequeño hueco antes de caer y me agarre hay, al final resultó ser un pequeño camino oculto, me metí y les dije que intentaran encontrar una forma de volver, que yo también lo iba a intentar. Después de avanzar por ese pequeño camino, vi que el camino terminaba con un precipicio, había camino más adelante, pero de un salto era imposible saltar el precipicio, por suerte divisé unas estalactitas, y con mi cuerda, ahí sí que llegaba. La lancé e hice una especie de Tarzán. Me columpie con la cuerda y la estalactita, salté y caí de milagro donde quería.