CAPITULO 5

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Madrid, 2010.

Cuando terminó de leer la primera parte del informe que le había preparado el licenciado en historia y escritor de cierto éxito Jesús Castejo, Rafael Haro empezó a tener claro que había un nexo en común entre diferentes civilizaciones en distintos periodos de la historia; ¿Cómo es posible que imperios tan lejanos en distancia y tiempo como el egipcio, el maya y el inca tuvieran en la construcción de las pirámides un centro neurálgico de ceremonias espirituales? ¿Quién o quienes construyeron las pirámides? ¿Hubo una sola y única civilización que enseñara al resto la utilización y construcción de dichas pirámides...? Todas estas preguntas se agolpaban en su interior mientras las respuestas se amotinaban y atrincheraban en su ya de por sí lleno cerebro.

-Deberías de ver esto- exclamó Inés Santisteban (subinspectora del distrito centro de la Policía Nacional Española).

Inés Santisteban era una atractiva cuarentona de figura atlética y mirada tan dura y fibrosa que, cada vez que posaba sus enormes ojos en ti, pareciera que te desnudara e interrogara el alma.

-¿De que se trata?- contestó distraído Rafael.

-Abajo tenemos a una de esas colgadas como si se hubieran escapado de la saga esa de Crepúsculo, o como se llame. Creo que se llama, o se hace llamar, Suburbia o algo así. Dice que es gótica y la verdad que da grima verla, tío. Parece la Morticia Adams esa de la serie "Los Monsters" de la tele.

-Sintetice, Inés-

Al inspector le molestó los adjetivos utilizados por la subinspectora, pues su hija mayor Katty era exactamente idéntica a esa "colgada" a la que haría mención de una manera tan despectiva. Katty era una adicta a las novelas de Anne Rice y a grupos como Him, To Die For, New Church o Depeche Mode.

-Bueno, el caso es que anoche una patrulla la encontró en el cementerio de San Isidro, totalmente desnuda dormida sobre una lápida. Asegura que un tal "Príncipe de la dulce nosequé" se le apareció. Todo esto es muy raro -sentenció Inés-. Pa' mí que va hasta el culo.

El príncipe de la dulce pena (Parte IV)

Ven recuéstate en mi soledad
La amargura te acariciara
Ven y dale otra oportunidad
A la Fría Oscuridad

Siniestra noche, amargura y dolor
Y en una lapida hacer el amor
Clavo mis dientes en tu Blanca piel
Hoy tengo sed

Que el miedo bañe tu mirada
Que el viento gima por los dos
Y la sangre caerá antes que la luz del sol
Nos haga arder
Quiero morir en ti

Camposanto, lúgubre Jardín
Cruces Góticas Alrededor
Tumba abierta, dulce es el olor
Embriágate del festín

Llora la luna Blasfemias en ti
Llora tristezas sobre mi ataúd
Cuerpos sin vida, mullido colchón
Hazme el amor

Que el miedo bañe tu mirada
Que el viento gima por los dos
Y la sangre caerá antes que la luz del sol
Nos haga arder
Quiero morir en ti

Que el mal me haga su esclava
La muerte me haga estremecer

Que el miedo bañe tu mirada
Que el viento gima por los dos
Y la sangre caerá antes que la luz del sol
Nos haga arder
Quiero morir en ti

Ven, recuéstate en mí
La amargura vendrá
Probarás el sabor
De la muerte al besar
Decadencia, amargura
Depresivo amor

Ven y bebe de mí
Morirás junto a mí
Y esta tumba será
Nuestro nicho de amor

Luna llena, luna muerta...
Depresivo amor

GAIA  ATLANTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora