Capítulo 1.

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Cinco años habían pasado desde que la generación más rebelde del Élite Way School se había graduado.

Todos habían tomado caminos separados, algunos no vivían en México, como Roberta y Diego. Incluso en su mayoría estaban casados o a punto de hacerlo.

La banda que conformaban Mía, Roberta, Lupita, Miguel, Diego y Giovanni había quedado desintegrada hacia casi dos años atrás, luego de que Giovanni tuviera un accidente automovilístico que lo dejara en coma, ninguno de los cinco RBD que estaba consciente se sentía capaz de tomar un micrófono para cantar sin su amigo y compañero de banda.
Para no enfrentarse a demandas y otro tipo de problemas los cinco con el corazón partido decidieron acabar con todo contrato y compromiso que los uniera como banda.

Miguel y Mía estaban en lo que esta consideraba uno de los peores lugares del mundo, ella y Miguel tenían casi tres años de estar unidos por el matrimonio, estuvieron un tiempo viviendo en Monterrey ya que el mismo Franco Colucci había puesto a su yerno al frente de la textilera del dicho lugar.

-Tengo miedo. -susurro Mía tomando la mano de Miguel.

-No tienes motivos, aquí estoy contigo -respondió besando su la mano.

-Tengo casi dos años tratando de quedar embarazada y no lo logro -suspiro- y si...

-¿Que? -pregunto Miguel aunque ya sabia lo que Mía estaba pensando.

-¿Y si no puedo tener hijos?

-Ya sabia que dirías eso, ni lo pienses -le dio un corto beso en los labios- claro que vamos a poder tener hijos.

-No estoy tan segura de eso, tengo mis dudas -Miguel sonrió- Diego y Roberta hace apenas seis meses que dijeron que intentarían tener un bebe y ya lo están esperando.

-Mía eso no significa nada.

-Bueno, eso espero... -se encogió de hombros- eso espero.

-Señor y señora Arango.

-Si, somos nosotros -dijo Miguel.

-El doctor Anderson tuvo una emergencia familiar y en este momento esta camino a Boston -explico una enfermera- si gustan pueden esperar a la otra semana que es cuando el doctor vuelve o pueden hacer su consulta con la doctora Goycolea.

-¿Que hacemos? -susurro Mía.

-Es tu decisión mi amor -respondió Miguel- lo que tu decidas esta bien para mi.

-Bueno... -dijo Mía dudando un poco- la doctora Goycolea sera.

-Muy bien, entonces vengan conmigo.

Mía y Miguel se pusieron en pie y siguieron a la enfermera hasta los consultorios, abrió una puerta y se hizo a un lado para dejarlos entrar.

-La doctora Goycolea es una experta en fertilización, hará todo lo que este en sus manos para ayudarlos.

-Justo lo que necesito... -agradeció Mía.

-Ademas esta embarazada, se que los ayudará o buscará la manera de hacerlo -dijo sonriendo la linda chica de cabello negro.

-Gracias -Dijo Miguel, mirando a Mía.

-Ahí viene -fue lo último que dijo antes de abandonar la habitación.

-Soy la doctora Pilar Goycolea -dijo sin apartar la mirada de el expediente- ¿Y bien, señor y señora Arango? -apartó la mirada sorprendida- Mía.... Miguel... -Pilar sonrió sorprendida.

-Pili, hola -dijo Mía poniéndose de pie para abrazarla.

-Hola Pilar -saludo Miguel- que pequeño es el mundo, venimos a consulta a retirar los resultados de Mía y nos dicen que nuestro doctor tuvo que salir del país de casualidad nos refieren con una doctora que resulta ser nuestra amiga.

-Si Miguel, el mundo es muy pequeño -dijo sonriendo y revisando el expediente- vamos a ver que hay por acá. -en cuestión de segundos del rostro de Pilar cambio de expresión.

-¿Pasa algo? -pregunto Mía percatándose del cambio- ¿hay algo malo en mi, cierto?

-Mira Mía, no es algo malo en ti exactamente -tomo aire- creo que va ser muy difícil para ti quedar embarazada.

-¿Que? es broma, me estas jugando una broma, ¿cierto? -Mía no pudo contener el llanto, estaba entrando en desesperación- ¿No voy a poder ser mama nunca?

-Mía... Mía... Mía por favor -dijo Pilar- no te estoy diciendo que no vas a poder tener hijos, estoy diciendo que va ser complicado.

-Es lo mismo Pilar, es exactamente lo mismo -estaba desesperada, no dejaba de llorar- te lo dije Miguel, te dije que algo estaba mal en mi.

-Mía, por favor escúchame. Puedes llevar un tratamiento de fertilidad normalmente son muy exitosos y en dado caso que las cosas no salgan bien que son una en un millón pueden adoptar. -Esas ultimas palabras provocaron un ataque de ansiedad y desesperación incontrolable en Mía.

Miguel y Pilar no sabían que hacer o decir para tranquilizarla, todo lo que intentaban la ponía peor o no funcionaba.

-Mía, mi amor... -dijo Miguel poniéndose en cuclillas frente a Mía- va funcionar, vas a ver que si, y vamos a ser unos excelentes papás con nuestro bebé.

-Miguel, por favor sácame de aquí no quiero escuchar nada más.

Hizo justo lo que su esposa le pidió, la tomo de la mano y se dirigió con ella a la puerta.

-Miguel -llamó Pilar- Toma, es un genio, un gran doctor pero tiene su consultorio en Madrid -le entregó la tarjeta- a Tomás y a mi nos ayudó mucho.

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