Capítulo 14.

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No fue fácil para Diego volverse a ganar la confianza de su esposa pero finalmente lo había conseguido, había recordado lo que era enamorar a Roberta Reverte, difícil pero no imposible. Sabía que el corazón de esta Rebelde seguía perteneciendo a él.

Tras cinco meses de desistir de un rotundo divorcio, Diego y Roberta habían logrado recuperar la felicidad Stephanie y Fabián se les veía siempre sonriendo y pues ¿quién no? sus padres no se iban a divorciar.

—Lo han secuestrado, lo han secuestrado —fue lo primero que escuchó Roberta al su hija anunciar su llegada— Mamá, papá lo han secuestrado...

Roberta quién atendía a una llamada de negocios, ya que estaba apunto de terminar la producción de un disco de un nuevo y prometedor cantante estába ultimando los detalles del lanzamiento, pero los gritos de su hija la hicieron desconectarse completamente. Estaba en su oficina, con las puertas abiertas, muchos documentos sobre el escritorio y la laptop abierta. Al escuchar los gritos de la pequeña Bustamante primero se quedó en silencio y seguido al escucharla a gritar nuevamente tiró el teléfono se levantó rápidamente de la Silla y camino para encontrarse con la chica de ojos grandes

—¿Stephanie, cariño qué pasó? —cuestionó en cuanto la vio— ¿a quién secuestraron, de qué hablas?

—Se los llevaron, tía —su sobrina, llevaba una blusa roto y los ojos llenos de lágrimas— se los llevaron

Inmediatamente Roberta hizo un escaneo visual a la sala de su casa encontró a Daniela, a su hija, a Chío que parecía ser más blanca de lo normal y parecía no tener una parte de su cuerpo que no temblara, Karina con el rostro lleno de lágrimas y Sebastián con la nariz rota 

—¿Qué le pasó a Sebastián y dónde dónde está... —sentía que le costaba respirar— ...dónde está Fabián? —caminó hasta el centro de la sala con la esperanza de verlo por ahí— ¿Stephanie, dónde está tu hermano?

—Se lo llevaron, se lo llevaron a él y a Steven —Steph sentía que nadie la escuchaba— se los llevaron...

Por su parte Diego ignorante de lo que sucedía estaba en la alberca nadando, cómo era de esperarse no había escuchado los gritos de desesperación de su hija.
Haciendo su mejor nado de mariposa por última vez finalmente decidió salir de la piscina, tomó una de las toallas seco primero su rostro, luego su pecho y seguido su cabello para luego rodearla en su cintura. Agarró su celular que estaba sobre una mesa cerca de la alberca y notó que tenía un par de llamadas perdidas de su hija, revisó si le había enviado algún mensaje y no encontró nada así que se dirigió al interior de la casa para consultarle a su esposa si había hablado con Stephanie. Caminó por el gran pasillo que separaba la alberca de la puerta de la cocina y entró, se sirvió un poco de jugo, puso su celular sobre la mesa de la cocina se dirigió al área de las oficinas, escuchó las voces, el llanto y esto provocó que acelerara el paso.

—¿Qué pasó? —preguntó al ver la escena— ¿hija, estás bien?  ¿muchacho porque estás lleno de sangre? ¿Dónde está Fabián?

—Lo secuestraron papá, lo secuestraron. Te llamé en cuanto sucedió el secuestro —Stephanie gritaba sentía algo atorado en su garganta que no le permite hablar con normalidad— se llevaron a mi hermano.

Sin esperarlo a la puerta principal de la casa se abrió de golpe, Lupita había llegado acompañada de su hermana Lola

—¿Dónde está Steven? Karina, dime qué es una broma —evidentemente Lupita estaba al tanto de lo sucedido— ¿Dónde está mi hijo? ¿quién se lo llevó?

Nadie en el lugar podría reconocer a Lupita, había tomado a Karina por los hombros y la había sacudido en busca de una respuesta que tristemente la chica no tenía, una pregunta que parecía no tener respuesta. Ya le había brindado toda la información que tenía a Lupita pero está parecía no estar escuchando. Lola sabía que su hermana estaba fuera de sí, así que se metió entre Karina y ella, le tomó las manos para separarla de los hombros de la adolescente y la dirigió para que tomará asiento, revisó de manera superficial la nariz de su hijo y le preguntó si estaba bien a lo que el chico asintió.

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