-¿Otra vez las pesadillas? -dijo una voz de acento francés-
-¿Por que siempre dices lo que se supone?, mi querido amigo cada mañana pareciera que apenas nos conocimos siempre preguntando lo mismo, deberías solo preparar el café y no hablar mas que decir que ya esta listo.
-Discúlpame solo me preocupa que te vulvas loco, como lo que sucedió con Tony -descuida mi mente puede con esto, solo quiero olvidar...
-De cualquier forma deberías alistarte salimos en 10 minutos, tomo tu café y en la caja verde están tus cigarrillos, por cierto casi me olvido te llego una carta, según parece no tiene de quien es solo tu nombre en esta, me pregunto ¿porque una carta? digo en una época tan moderna una llamada era suficiente. -Deja de parlotear ya Enes y dame mi espada -Claro jefe lo que ordene...-Enes dio la espada a Nicolas al mismo tiempo que este retiro la taza de café y le encendió el cigarrillo. -Ahora hazme un favor y dame un poco de privacidad.
Enes salio del cuarto mientras Nicolas se disponía a abrir la carta, se le podía notar nervioso y ansioso a la vez, pero si uno prestaba atención a su mirada era claro que esta reflejaba cierto horror y miedo.
-¿De quien sera esta carta? inquirió, -la abrió y cuando este noto la letra con la que estaba redactada la dejo caer de sus manos, su espada también cayo al piso solo su cigarro permaneció en su boca, pues su espíritu también se veía por el suelo, su mirada era vacía y su cara pálida como un muerto.
-¿Sucede algo? -pregunto Enes asomándose por la puerta, al ver que este no le respondió se volvió a el precipitadamente. -¡¿que es lo que te sucede Nicolas?! -dijo mientras lo sacudía bruscamente.
-Al parecer no eran solo pesadillas, ella sigue viva -dijo en voz baja, mientras apretabas sus manos y no movía la mirada de la carta en el suelo, con las pocas fuerzas y cordura que tenia se dispuso a leerla...
En esta carta decía lo siguiente:
La fe es hermana de la ruina
C.BROWN
-En efecto es ella dijo ya sin tanta sorpresa, como es posible..., ella... en Milán... debe de ser una ilusión. - se dejo caer en un sillón con la mirada fija al techo recordó...
La luna, la luna en ese día...
-Sabia que estaría aquí, Catherine ¿no crees es un tanto extremo estar a esta altura?, no es que importe claro la vista es hermosa no puedo negarlo... -cállate Nicolas -dijo con una voz un tanto trémula.
-jamas te vi en estado así ¿sabes?, dame tu mano -¡No!dijo Catherine con un sollozo aléjate
-¿Acaso no confías en mi? -ella hizo una seña negativa con la cabeza. -entonces creo debo hacer algo al respecto - menciono Nicolas al mismo tiempo que la tomaba de la mano y la añejaba de esquina de la azotea de un edificio y en el momento en que la tenia de frente le dio un beso en la la frente, sus miradas se cruzaron, un pequeño rose en los labios por ambos dejo en claro que ambos habían sucumbido.
-Observa la luna Catherine, es tan majestuosa lleva un hermoso vestido blanco esta de gala, recuerda esta luna pues es nuestra luna...
-Catherine limpiando sus lagrimas, ofreció una sonrisa pues no eran necesarias mas palabras. -Discúlpame por el golpe, - dijo ella-
Ambos caminaron durante horas hasta la madrugada, ninguno dijo nada el humo del cigarrillo de ambos se mezclaba entre si parecía una alma en pena, en pena por no ser como ellos...
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poesía o mentira
Random¿El poeta puede ser el mayor mentiroso?... La lealtad es vulnerable y la traición nos hace experimentar el mayor dolr conocido. Todas las personas mueren y todos los corazones se rompen. Hasta la mujer y hombre más inteligente y fuerte, habrá de suc...