BASTARDA - Juego de Tronos

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Después de todo aquello, Chris y Daenerys hablaron a solas. A Daenerys le entró una amplia curiosidad sobre la historia de Chris y le preguntó sobre su vida. Chris le contó todas sus vivencias, su rutina en la Casa de Piedra, William, el desastre de sus hermanas, el Castillo Negro, Jon, Franck, Villa...

Dany, se mostró impresionada sobre la vida de Chris, y después de todo aquello, la dejó descansar del viaje en una preciosa habitación cerca de la suya.

Los días en Meereen se hacían largos. Se levantaba pronto, una mujer la peinaba como siempre y la vestía después de darse un largo baño de agua caliente. Después, un hombre traía una bandeja llena de comida y se marchaba. Chris se sentía muy extraña al ver como todos la trataban como una auténtica princesa.

Daenerys mostró su día a día a Chris, enseñándole toda la pirámide y lo que hacía en ella durante el día. También se la llevaba a visitar la ciudad. Recorrían las calles rodeadas de sus soldados, los inmaculados, y Daenerys compartía risas con los ciudadanos y jugaba con sus hijos. Una vez, una niña agarró de la mano a Chris, pensando que se trataba de Dany, llamándola Mhysa. En cuanto se percató de que no era ella la soltó inmediatamente, sin embargo, Chris la recibió con una cálida sonrisa, y comenzó a familiarizarse con el pueblo, día tras día, poco a poco.

Daenerys le hablo a Chris de su problema con unos rebeldes que se oponían a si gobierno llamados "Hijos de la Arpía". Este grupo de asesinos eran esclavistas, que mataban a muchos de los inmaculados por la ciudad.

Dany le confesó que hablo con uno de los grandes representantes de las casas de Meereen, Hizdahr zo Loraq, que le propuso volver a los valores tradicionales e involucrarse más en la cultura del lugar, diciéndole que abriera de nuevo los reñideros, unas arenas de combate donde esclavos y hombres libres luchaban hasta la muerte.

Después de los numerosos ataques de los Hijos de la Arpía, no salieron ni una sola vez de la pirámide, temiéndose lo peor. Chris vivía solamente ahí dentro, y aunque era un palacio de lo más grande, no había mucho que hacer. Ella disfrutaba con la compañía de Daenerys, pero siempre estaba muy ocupada resolviendo cualquier problema, cumpliendo su deber de reina, por lo que Chris no tenía muchas oportunidades de verla. Durante el tiempo que estuvo allí, no hizo absolutamente nada, y lo que intentaba hacer, un hombre o mujer que trabajaran allí lo hacían por ella, con lo que aquella rutina se volvió monótona. Ella gozaba como la que mas de los placeres de ser princesa, pues nunca antes la habían tratado tan bien, pero pasaba los días y las noches como una prisionera de bien, sin hablar con nadie ni apenas salir de su cuarto. Aquella vida no era para ella. No tenía amigos, no tenía distracciones, sólo una enorme habitación y mucho tiempo para pensar. Allí Chris no era feliz.

Daenerys intentaba hacer que su estancia resultara lo más agradable posible, pero habría sido todo mucho mejor si hubiera podido dedicarle un poco de tiempo a ella. Chris se extrañó al ver que Daenerys le confiaba muchas cosas, y solo se conocían de pocas semanas. Ella le dijo que Chris era lo más parecido a una familia que tenía, y que por eso merecía el mejor trato posible.

A los pocos días, Chris recibió una carta de Jon. En ella decía que al día siguiente iba a partir con Tormund hacia Casa Austera para proponer a los salvajes que se quedaran junto a la Guardia de la Noche en el Castillo Negro. Chris temía que los salvajes no quisieran razonar con él y se negaran a ir. O algo peor, que la Guardia se negara a acogerlos. Chris quiso hacer una carta para advertirle de los problemas que eso podía conllevar, aunque ella sabía que Jon era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo. Cuando terminó la carta, miró hacia el folio, medio vacío, y pensó en contarle su viaje y lo agradable que era la vida en Meereen con la reina. Sin embargo, su mente se negó a mentirle acerca de cómo le estaban yendo las cosas, y contando con que Jon prácticamente le obligó a irse, decidió escribir algo diferente, después de su advertencia.