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Todo se había salido de control. No había nada ni nadie que pudiera pararlo, solo él.

Osomatsu es un detective, es conocido por muchos oficiales de policías, detectives e inclusive es muy conocido en el bajo mundo. Sin embargo, su fama no es por su destreza como detective, ni por genialidad alguna, es conocido mas bien por su actitud tan relajada, despreocupada e ingenua.

Por más tonto que parezca aquella actitud, que pone en riesgo la mayoría de los casos, es de suma utilidad cuando los agentes entran en un estrés conflictivo que los bloquea en su búsqueda por respuestas para resolver casos. Osomatsu entra en escena para calmarlos, los relaja, y la presión en los hombros de todos los agentes cesa para dar inicio a un trabajo más municioso, elaborado y animado.

Y no solo eso, incluso llega a calmar a los delincuentes, logrando que hasta ellos mismos se entreguen.

Pero dicha "habilidad" tiene límites, además de tener un riesgo sumamente alto, es una fuerte debilidad para el joven detective Matsuno. El ser muy despreocupado y relajado lo ciega de las situaciones peligrosas, no le permite analizar lo suficiente y se deja llevar fácilmente. Una actitud que puede traer el caos y la tragedia si se subestima.

Eso es algo que pronto descubriría el detective Osomatsu.

Todo empezó con el caso de un comercio ilegal de drogas y armas. La policía había organizado una redada, y en definitiva estaban por atrapar a todos lo maleantes. Para la mala suerte del futuro Osomatsu se encontraba ahí, quería probar que su actitud podía ser seria, rogó al detective en jefe, Choromatsu, dejarlo ayudar y éste acepto.

Desde el momento en que llegaron al sitio acordado el joven detective se fue por su lado, esperando la señal para detener a cualquiera que pareciera sospechoso.

La noche era fría, el ambiente estaba tenso y eso lo sabían todos, tanto los policias como los miembros de la mafia. El viento soplaba, la ansiedad crecía y el silencio era de algun modo aterrador. La cautela era la protagónica de esa noche.

Los minutos pasaban, no había señal alguna de alboroto hasta que un fuerte disparó resonó por todo el lugar rodeado de almacenes y pequeños sitios habitacionales.

El radio de Matsuno sonó, llamaban a todos los oficiales a arrestar a todo aquel que se rindiera y disparar a todo aquel que no cediera en su ataque.

Osomatsu observó todo el lío, se oían disparos y gritos por doquier. Y nuevamente su radio sonó.

-¡Atención! ¡Atención! ¡El líder escapó, repito, el líder escapó! ¡Encuéntrenlo! -. Esa era la voz del agente Todomatsu, la mano derecha de Choromatsu.

Esa era la señal que Osomatsu esperaba. Saltó del sitio donde se escondía y recorrió sigilosamente el lugar, esquivando tanto a mafiosos como policías.

Miraba a todas partes en busca de una señal. Y en una de esas su mirada se posó en un hombre que corría a un sitio habitacional para refugiarse. Por la forma en que vestía era obvio de que lado estaba en esa batalla de dos bandos, y por su forma de correr se notaba que había sido herido.

Osomatsu lo siguió, algo le decía que ese era el lider de la mafia que tanto se buscaba en esos momentos.

Mala decisión.

Entró lo más silencioso que pudo, miró sonriente a ambos lados y de pronto un fuerte portazo sonó detrás de él.

-¿Qué tenemos aquí? Alguien se separó de su grupo -. El hombre que hablaba había cerrado la puerta con su mano izquierda y con su derecha presionaba su costilla izquierda, de ella brotaba sangre.

Del amor a la obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora