•CAPÍTULO 10•

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El mismo olor de siempre, la misma gente, las mismas peleas y las mismas carreras.

Nada era nuevo, y eso aburría.

Pero a la hora de la carrera siempre se me olvida todo y disfruto como nunca, siempre me siento extasiada.

Veo a Nick caminar rápido entre las personas y lo sigo. Quizás sea para buscar el auto con el que correré.

Veo que va en dirección a un grupo de chicos que están bebiendo y drogándose como nunca.

Hay tres chicas, las cuales son putas. Y cuatro chicos, que entre esos está el maldito de Jacob.

Me apresuro a caminar para estar a centímetros de él, pero Nick se me adelanta y me agarra por la cintura ya que sabía mis intenciones.

Jacob me mira como si estuviera loca, pero luego sonríe demasiado sexy. Tengo que admitir que éste chico es demasiado sexy, y su sonrisa aún más.

— ¿Qué pretendías hacer? —se acerca unos cuántos pasos hacía mi, me está facilitando el trabajo.
— Pretendía no, pretendo. Esto es por lo que hiciste con mi departamento.

Aún en los brazos de Nick me impulso un poco para levantar mis piernas; y cuándo lo logro le meto dos patadas, una en la mandíbula y otra en la costilla izquierda.

Tanta rabia que tenía, que sin darme cuenta se las di con más fuerza de la que esperaba, pero no me arrepiento, me gusta ver como se acuclilla en el piso para poder regular su respiración.

Levanta la vista hasta chocar con mis ojos azules, hay ira en ellos. Sus manos se formaron en puños, y su rostro color rojo. La vena de su cuello palpitaba tanto que por un momento pensé que explotaría, su respiración irregular no era normal, parecía que se estaba conteniendo te darme un puñetazo.

— Hay que buscar el auto con el que correrás. —Nick me jaló del brazo y me sacó a rastras del rincón en el que estábamos con los demás chicos.

Giré la mitad de mi cuerpo para encontrarme con un Jacob furioso mirándome directamente a los ojos.

Nick tropezó con una persona ebria e hizo que yo me tropezara con un chico que tenía por detrás.

— Lo siento, camina rápido antes de que Jacob te asesine. —dijo Nick con su respiración acelerada.

— No sé porque le tienen tanto miedo a ese estúpido crío, él sólo es un gilipollas más.—digo, sin darle tanta importancia al tema, porque en realidad no lo tiene. 

— Estás muy equivocada Leah. —da media vuelta hasta quedar a centímetros de mi oreja derecha.— Él con sólo un chasquido de dedos te puede mandar a asesinar, o hasta puede hacer que parezca un suicidio. Todos le tememos por eso, por lo cruel que puede llegar a ser. Te metes en su camino, y el te saca de la peor forma. La última persona que le dio un puñetazo fue hace más de dos semanas, y al otro día lo encontraron desfigurado en el patio de su casa; así que por favor, no te metas con él. No quiero que tú también termines muerta. 

Sus palabras eran tan frías, que asustaba. No sabía qué cosas había hecho Jacob, si me las imaginé, más no sabía que fueran tan crueles. 

Pensé que lo único que hacía era vender drogas, correr y pelear por el dinero, pero nunca pensé que podría llegar a matar a una persona. Pero realmente yo no lo conozco para nada, ese chico me está gustando, pero tengo que alejar cualquier pensamiento que tenga que ver con él de mi cabeza. Con lo que me ha dicho Nick, no quiero saber más de él. 

— Tranquilízate, yo me alejaré de él.    

Y yo sé que eso es una gran mentira. 

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