Capítulo 27

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Ella no evita sonreír, quiere llorar no por tristeza sino emoción o tal vez sí de tristeza porque ha llegado el momento que Robert conozca la verdad.

Jean se pone a la altura de Robert, el corazón de él empieza a latir con fuerza tema que algo hizo mal y no le agrado a su amada.

— Robert, antes de esto debes saber mi secreto— toca los hombros de él.

— ¿Por qué no me lo dices más tarde? — habla aun con la cajita en sus manos.

El cuerpo de Jean tiembla al igual que sus ojos, siente que en cualquier momento se podría desmayar. ¿Qué esconde? ¿Acaso está casada o tiene hijos? ¿Quizá es asesina? ¿Tal vez es una ladrona? O simplemente es un secreto que ella considera grave pero en realidad es mínimo.

— No hagas esto más difícil, te lo ruego.

— Habla.

— Yo era adicta al LSD después de la muerte de mamá, era un completo desastre. Yo nací en Oregón—él mueve la cabeza mientras ella habla— Pero Gabriel nos llevó a vivir en Haight-Ashbury (la capital de los hippies y del LSD) viví ahí hasta los dieciocho, la depresión que se desencadeno por la muerte de mi mamá me llevó a consumir drogas y como en cada esquina del barrio donde yo vivía vendían LSD aprovechaba y lo consumía—hace una breve pausa para tomar aire y continuar hablando— Gabriel juró no enamorarse otra vez, yo le creí, todo ese tiempo después de mi mamá él solo era mío a pesar que yo no era una de las mejores hijas — sus lágrimas están a punto de salir—Cierto día yo llegué a la casa bajo efectos de cocaína y LSD, no sé porque sobreviví, fue una mezcla tan fuerte.

— Continua.

— La casa era de una sola planta, yo ingresé a la casa, me senté por un momento en el sofá de la sala de estar, sonidos realmente raros y fuertes provenían de la habitación de Gabriel, me acerca a la puerta pude captar que eran gemidos, mi mundo se desmoronó, caminé hacia la cocina agarré un cuchillo y corrí hacia la habitación sin previo aviso abrí la puerta, contemplé la escena más indecente que había visto en mi vida. Era Gabriel con una mujer, él me decía que lo podía explicar y la señora se tapaba con la cobijas, yo solo lloraba amenazándolos con el cuchillo en mis manos, «La amo, Jean« esa pequeña frase me obligó a hacer lo peor de mi vida.

— Lo mataste —Robert habla con los muy ojos abiertos.

— Salté sobre ellos, sin piedad empecé a hacer caricias con el cuchillo a la mujer, ella rogaba que no la matara, me decía que el amor no es pecado, yo la ignoraba, el cuchillo pasaba por todo su cuerpo desnudo, Gabriel me quería detener pero le amenazaba con el cuchillo, masajeaba su cuerpo con el cuchillo para saber dónde clavarlo y encontré su negro corazón, sin clemencia lo clave en el punto señalado, ella gritaba yo movía el cuchillo.

— No sigas —interrumpe Robert horrorizado

— Movía el cuchillo rápidamente y se murió, Gabriel me gritó y sin piedad y sin masajes hundí el cuchillo en su corazón. Necesitaba ayuda con los cuerpos, fui hacia la sala de estar llamé a la policía porque nos habían asaltado dejando como saldo a dos personas muertas y una herida.

— Eso no sucedió.

— Regresé a la habitación me limpie las manos, agarré una botella de champán bebí lo que quedaba, era mucho así que aparte de estar intoxicada con esas sustancias también estaba ebria. Al terminar de beber el champán mire varias veces la botella y me la rompí en la cabeza, por suerte no quedé inconsciente, me dolía la cabeza pero era una buena forma de engañar a los policías, me senté en el suelo con la piernas recogidas y me balanceaba.

— Asesina.

— La policía llegó mucho más tarde de lo acordado, me preguntaron lo que sucedió les repetí lo que había dicho cuando los llamé, me llevaron a la policía ahí me curaban la herida de mi cabeza.

Yo Te Miro (Robert Plant)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora