Two

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Catch the Snitch

Habían pasado dos semanas desde el cumpleaños de Abigail. Sus 11 años habían sido festejados de una forma simple donde toda la familia había logrado coordinar sus horarios para compartir el día. Hubo una torta de chocolate y los gemelos habían colgado guirnaldas en las paredes manchadas de humedad, había sido algo divertido, Prudence se había alegrado de ver a su familia tan unida ese día, ver a su hermana tan feliz por simples regalos como unos guantes celestes y dos libros de magia inicial era adorable, pero el ambiente estaba algo tenso porque sabían que en poco tiempo llegaría su carta y la hora de cortarle las alas. Aunque en todos esos años habían dejado pequeñas pistas a la niña sobre la situación era obvio que ella aun tenía en un mente poder asistir al Colegio de Magia y Hechicería.

La mañana del cuatro de julio llegaron las cartas de cada uno, otro año más donde los gemelos y Prudence deberían rechazar la plaza que les otorgaba el colegio.

Abigail, que se encontraba leyendo en la mesa del comedor, empezó a gritar cuando dirigió su vista a la ventana y vió a una lechuza marrón acercarse. Todos los hermanos salieron alarmados de sus habitaciones para correr por el pasillo y llegar hacia su hermana, pero al ver las cartas en la mesa y una en sus pequeñas manos entendieron la situación.

-¡Es de Hogwarts! ¡Iré a hogwarts!- gritaba entusiasmada mientras se paraba y daba saltos, armando un escándalo aprovechando que su madre no estaba- ¡Conoceré a otros niños como yo! ¡Iré a una casa!

-Abi...

- ¡Podre estudiar astronomía y ver un montón de animales!

-Abigail, es suficiente.- dijo Lauren mientras le sacaba la carta de la mano y se sentaba en una silla que parecía que se iba a romper en cualquier momento- No podemos darnos ese lujo Abi... tenemos que ayudar a mamá en casa.

-¡Pero esperé esto por tanto tiempo! ¡No es justo!- Protestaba la rubia con los ojos llorosos, mirando a todos sus hermanos esperando a que alguno la apoye.

-Sé que no es justo, todos hemos hecho este sacrificio. Es necesario hacer esto para facilitar el trabajo de nuestra madre.

-Pero si voy...

-No irás- Dijo su madre desde la puerta de entrada, estaba con unas ojeras gigantes y un tanto despeinada por pasar sus manos tantas veces por ella- Me han despedido...-Todos guardaron silencio mirándola, Lauren se tapo la boca y los gemelos se dividieron para uno servir agua y el otro ayudar a Grace a sentarse en el sillón que se encontraba en un costado del comedor- Mañana irás con Prudence a buscar trabajo. A tu edad tus hermanos aportaban a la casa y va siendo hora de que hagas lo mismo... más ahora.

-¡TE ODIO!- Gritó la niña con los ojos hinchados del llanto y la cara roja de furia para luego ir corriendo a su habitación.

Prudence miró cómo su madre tomaba el agua junto a una aspirina y se acostaba en el sillón para luego taparse la cara con sus manos. Todos decidieron irse de la sala para darle espacio a la mujer pero antes, la chica agarró las cartas de sus hermanos junto a la suya para ir a su habitación.

Guardó todas en una caja y buscó un pergamino para empezar a escribir la carta de rechazo, pero no pudo escribir nada, se quedó mirando la hoja pensando en su hermana, imaginándola con un uniforme asistiendo a clases y con un grupo de amigas chillonas. Solo pudo salir de su ensoñación cuando una gota de tinta cayó desde su pluma manchando el pergamino.

Se levantó y luego de moverse frenéticamente por su pieza, salió y se dirigió a la de Abigail. Sólo toco una vez para escuchar el débil "pase" de su hermana.

Quidditch ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora