Four

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  trickster  


Luego de ser seleccionada Prudence caminó a su nueva casa que la recibía en aplausos y silbidos; ella no podía evitar reír y se sentó en un hueco que vio luego de pasar la mitad de la mesa. La chica dirigió una mirada a la casa de Gryffindor y cuando se encontró con su hermana amplió su sonrisa al verla reír con la chica que la había acompañado en el tren, también vio a los gemelos Weasley que le devolvían la mirada y se encogieron de hombros junto a Lee. Prudence llegó a leer en sus labios un "Qué se le va a hacer". Apartó la vista para dirigirla a sus otros hermanos y estos parecían más ocupados hablando con unas chicas que otra casa.

Prudence no pudo evitar sentirse una extraña, aunque sabía que así era. Vio su plato pensando en qué iba a comer. Había leído un poco de Hogwarts pero no aparecía nada en el libro que le indicaba cómo hacer que la comida apareciera ¿Acaso tendría que hacerla aparecer ella? Imposible, si así fuera ¿Cómo lo harían los de primer año?

La chica iba a seguir divagando hasta que notó cómo el bullicio de los alumnos disminuía de forma rápida y decidió ver qué era lo que había causado el silencio.

Al ver la tarima se encontró con el director Albus Dumbledore, el hombre llevaba unas gafas de media luna, tenía una nariz larga y encorvada, cabello plateado suelto, barba y bigote. Prudence no pudo evitar pensar en que así se debería ver un mago sabio y poderoso, que a pesar de su edad destilaba respeto y admiración.

—A los nuevos —dijo Dumbledore con voz sonora, los brazos abiertos y extendidos y una radiante sonrisa en los labios— les digo: ¡Bienvenidos! Y a los que no son nuevos les repito: ¡Bienvenidos otra vez! En toda reunión hay un momento adecuado para los discursos, y cómo éste no lo es, ¡Al ataque!

Todos rieron y Prudence no fue la excepción pero al ver cómo la carne asada, pasteles, verduras y entre otras comidas habían aparecido en la mesa se detuvo y empezó a servirse la comida como nunca. Tanta comida, tanta que sabía que Lauren se estaría arrancando los pelos de la cabeza si le contaba... y obviamente le contaría.

—Merlin ha bendecido mi paladar.— Escuchó decir Prudence a una muchacha de pelo negro y unos ojos marrones oscuros. La chica tenía varios granos en su frente y unos labios muy gruesos. La otra, al sentir la mirada de Prudence dejó su comida lentamente mientras le devolvía la mirada y le dedicaba una sonrisa algo tonta.— Disculpa, debí parecer totalmente descortés; mi nombre es Sally Anne Perks, pero puedes llamarme Sally—se presentó extendiendo la mano que Prudence no tardó en estrechar— Curso quinto.

—Prudence.—Fue lo único que atinó a decir mientras agitaba su mano aun sujeta a la de Sally.— Pero supongo que lo sabes por la Selección—Dijo tratando de parecer graciosa—yo iniciaré séptimo ¿Eres prefecta?

Y como si hubiera dicho el mejor chiste de la historia Sally Anne rompió en carcajadas, meneaba la cabeza hacia atrás y adelante tratando de recomponer su compostura y Prudence captó la indirecta de la azabache de que definitivamente ella no era prefecta.

—Lo siento mucho.—Dijo de forma cortada mientras paraba de reír y lanzaba un suspiro mientras ponía una mano en su corazón— No cumplo las expectativas de una prefecta... pero sí Hannah Abbott, ella es nuestra prefecta de quinto, en cuanto a las de sexto y séptimo son Pirine Golbstrox y Amelia Rustreb. Son buenas pero detestan perder puntos así que trata de no hacerlo, pueden ser de nuestra casa pero detestan el favoritismo... diría que se toman muy enserio eso del trabajo duro.

Prudence sólo asintió y luego de ver que todos habían terminado la cena se empezó a levantar, pero al notar que nadie lo hacía se volvió a sentar algo avergonzada. Luego notó que otra vez todas las miradas se dirigían a Dumbledore.

Quidditch ilegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora